CAPÍTULO 17

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¡Recordar que todo es ficción!

La sangre azul

Marcus.

Los pasillos con olor a muerte inundan el cuartel secreto de Vladimir Bonalde, llevo exactamente 2 semanas infiltrado junto a mi compañera Zoé Vargas.

Hemos tenido que observar todo tipo de atrocidades que les hacen a las personas como experimentos y mantener silencio, solo debemos ayudar para lo que se necesite. Este cuartel tiene una seguridad muy avanzada con tecnología de primera.

—Pásame la morfina Klaus —me habla la pelirroja «Valeska Bonalde, Hermana de Vladimir»

Me muevo con rapidez y eficacia porque todos debemos ser "profesionales" aquí y todo aquel que falle pasará a ser un experimento; nos escogieron a mi y a Zoé para esta misión ya que somos los que tenemos mayor conocimiento científico de la elite.

Le doy la morfina y se la inyecta al sujeto con la mirada perdida en la nada, está tan drogado y lleno de mierda que ya no puede nisiquiera moverse.

—Doctora Bonalde, si ya se perdió la movilidad del experimento ¿No sería mejor no aplicar la morfina ya que disminuirá las pocas probabilidades que tiene de moverse? —indago hablando como todo un científico «No sé donde está Zoé»

No quiero que se mueva, esta rata es solo una prueba que no me está sirviendo para una puta mierda —se estresa.

Entra Vladimir Bonalde, su presencia me enferma ya que su propia aura y apariencia son tenebrosas. Tiene el cabello negro azabache, ojos grandes color café saltones y una mirada sadica llena de perversión.

—¿Qué ha pasado por acá? Ya se murió la rata con la que estaba trabajando, no duró ni a la segunda dosis.

—Nada por aquí, este está apunto de irse a la mierda y nisiquiera he podido reducir el oxígeno de la sangre —se levanta quitándose los guantes.

Yo estoy cabizbajo guardando respeto a los monstruos que están al frente mío.

—¿Cuantos nos quedan? —pregunta ella con poco paciencia en su tono de voz.

—No te preocupes por eso, hay cientos de laboratorios aquí donde torturaremos a todos, estoy cansado de que no me sirvan y por eso mismo sufrirán.

Trago saliva y trato de mantenerme sereno.

—Dejemos de trabajar con basura Vladimir, te dije que sigamos buscando a los de sangre dorada.

—Ya trabajamos con uno y murió como una perra Valeska.

—Fue el único que pudo lograr el cometido antes de morir.

—Si ajá, obtuvo el color de la sangre que quiero pero se murió al instante y yo no quiero trabajar con muertos porque no me sirve un maldito cadaver.

Se acerca Vladimir tomándome por el mentón haciendo que lo veo a los ojos.

—¿Te ha servido este chico? Últimamente la gente que estoy sumando a la causa no deja de ser un estorbo.

Valeska se posa al lado de el viéndome con ese astibo de perversión haciéndome sudar.

—Si ha servido de algo pero hace muchas preguntas.

El hombre me ve enarcando una ceja y yo finjo una sonrisa.

—Disculpe doctora, pregunto porque este proyecto me parece majestuoso y quiero saber todo lo que se realice para llegar al cometido.

PASIONES ENCUBIERTAS [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora