CAPÍTULO 22

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Una doble cara.

Alessia.

Luego de este inquietante día llego a mi casa con absolutamente nada de humor ¿Por qué todos están tan insoportables? Sobre todo la rubia estúpida esa.

Todo comenzó porque pude escuchar su estúpido murmuro haciéndome sacar de mis casillas.

"Me enteré que tiene una hermana menor, debe ser igual de puta como su hermana"

¡Maldita estúpida!

Llego a mi apartamento con cero ganas de hablar con alguien, estoy en mis días y eso me tiene exageradamente estresada.

—¡Alto ahí! —me frena con una mano Kendra cuando quiero ir a mi habitación —¿Cómo estás Chernobyl?

—No me llames así —la miro mal mientras me cruzo de brazos.

—Estos días son los peores, hay que hacerte un exorcismo.

Me voy a la cocina ignorándola por una barra de chocolate para bajar esta ansiedad de dulce que cargo.

Luego voy a mi cuarto para encerrarme y dormir tal vez lo que queda de día, no sé por que mi menstruación es tan fuerte que pareciera que me fuese a desangrar.

Las horas pasan y no logré conciliar el sueño pero si pude continuar con unos libros que tenía para ir leyéndolos, siempre he sido amante de los libros y los deje de leer un tiempo cosa que estuvo súper mal.

«Los libros me ayudan a encontrar algo de paz»

Llega Marcus a mi habitación como si nada, la verdad no quiero hablar con nadie en estos momentos. Además tendré que disculparme de nuevo con el general ¡Maldita sea!

Hola.. —saluda entrando lentamente mientras me ve como si fuese un perro sin correa.

—¿Qué pasa? —suelto desinteresada.

Me mira con una sonrisa algo cansada mientras se sienta al frente mío en el colchón.

—¿Te tomaste algo? —pregunta y yo arrugo las cejas.

Cosas que los hombres no deben hacer cuando una chica está en sus días: Preguntar si se tomó algo.

—No, me estoy desangrando abajo y espero mi muerte lentamente mientras los cólicos quieren destrozar mi vientre ¿Quieres saber más? —pregunto irónicamente.

Respira profundo y trata de acariciarme el rostro y yo me aparto.

—Creo que no.. estos días no se te puede hablar.

Siento el pequeño espasmo en mi ojo derecho, creo que me quiere provocar este pendejo.

—Entonces vete, ¿Qué haces aquí si no se me puede hablar? —indago furiosa mientras cierro mi libro con fuerza.

—Ay no empieces Alessia, vine de buena fe.

«Yo le veo las manos bien vacías y no me está consintiendo»

—No me trajiste nada —respondo tajante y me cruzo de brazos.

Cierra los ojos levemente y ladea un poco la cabeza hacia la derecha viéndome con curiosidad.

—¿Qué quieres? —pregunta tomando mi mano.

—Ya no quiero nada, estoy bien.

—¡Joder! —se estresa—¿Quién te entiende Chernobyl?

Le aparto la mano de mala gana y le quito la mirada.

—Bueno si quieres tráeme más libros y dulces.

PASIONES ENCUBIERTAS [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora