CAPÍTULO 24

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Clementine.

8pm Montecarlo, Mónaco 2018.

Alessia.

Después de un largo viaje de unas 13 horas, el avión aterriza en la pista que posee el hotel. Todos estamos algo mareados ya que llevamos todo el viaje despiertos, charlando y bebiendo moderadamente.

Nunca vi a Caesar ya que se la paso todo el viaje en su habitación privada sin verle la cara a nadie. ¿Por qué es tan odioso?

Todos nos bajamos del avión mientras el personal lleva nuestras maletas hacia la recepción.

—¡Bienvenidos a Clementine! —saluda un hombre algo mayor—Uno de los hoteles más prestigiosos del mundo situado en Mónaco.

Varios meseros se nos acercan entregándonos un cóctel sumamente delicioso para esperar mientras nos entregan nuestro equipaje.

Me quedo asombrada observando la decoración y prestigio que posee el jodido lugar, la iluminación cálida hace resaltar el color dorado y los cuadros que deben de costar un pastal. Es imposible no apreciar cada una de sus decoraciones hipnotizantes.

—Soy Arthur y seré su recepcionista de confianza. En unos momentos llegarán las llaves de sus habitaciones.

De reojo puedo a ver a nuestro jefe quien llega con lentes oscuros, una camisa blanca ajustada a su torso y músculos, bermudas de color beige y las peores vibras del mundo.

Las chicas que ya hospedaban el hotel y se encuentran aquí en el vestíbulo no paran de susurrar cosas entre ellas descaradamente mientras lo ven.

«Se ve jodidamente bueno como siempre..»

—Estoy emocionada Sia..—dice Verónica a mi lado y yo asiento rápidamente.

No debemos perder tiempo, hoy dormiremos como osas y mañana haremos de todo—digo emocionada y Camile se nos une.

—¡Estoy borracha carajo!—grita Camile.

Se tambalea y dejo el cóctel en la mesa para agarrarla por si se tropieza.

Los trabajadores se nos acercan para darnos nuestras respectivas llaves para nuestras habitaciones y me sorprende que sea una habitación por persona.

—Me tocó la 545.—dice Verónica.

—A mí la 549.—habla Camile y escucho como llega Henry con sus maletas y las de Camile.

—¿Qué?—digo arrugando las cejas viendo el número de habitación que tiene mi llave electrónica.

Gleen se acerca y veo que también tiene mis maletas.

—¿Cuál te tocó?—pregunta Verónica.

—La 998..—digo confundida y todos arrugan las cejas.

¿Por qué me tocaría una tan arriba si hay como mil habitaciones en este hotel?

Henry se acerca y me dice—Bueno ya he venido acá anteriormente y esa es una de las mejores, la suit presidencial es la número mil que queda un piso más arriba y esa es la de Caesar.

¿Qué?

Veronica me ve alzando las cejas y yo ruedo los ojos.

—Como sea.. —digo restándole importancia al asunto y llevo a Camile conmigo que cada vez está más mareada.

Subimos los cinco en el ascensor; Henry tiene su equipaje y el de Camile quien no para de cantar la canción de Dorys mientras estamos subiendo y Gleen lleva el suyo y el mío.

PASIONES ENCUBIERTAS [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora