CAPÍTULO

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(24)


Flor:


Despierto, al parecer es medianoche. Me quedo un poco más tranquila al ver a Taylor a mí lado durmiendo profundamente, es tan relajante verlo dormir, ya que no tiene ningún tipo de facción, todo en él está relajado.

Mis alarmas se encienden, estoy en la mansión de los Nobéli, oh no. Qué irán a decir al verme que estoy aquí, ya, debería no de preocuparme por eso, no sí.

Tengo qué hacerlo, su familia al parecer no me quiere, lo digo por Jazmine, volvieron otra vez aquí a la ciudad después de unas dos semanas, creo que van hacer un nuevo negocio.

—Duerme —Su voz ronca sale a luz—. No pienses tanto.

Me toma la cintura para unirme hacía él en un abrazo, le hago caso poniendo mí cabeza entre su cuello y pecho.

———№———


Desde aquí se escuchan las voces de los distintos miembros familiares de Taylor, me quedo mirando la puerta por alguna razón.

Él se despierta dejándome ver sus ojos amarillos, algunos de sus mechones de pelo negro caen por su frente haciendo que se cuele en sus cejas y pestañas espesas y largas. Qué hermoso es por favor.

—¿Qué pasa? —Es lo primero que pregunta al comienzo de éste nuevo día—.

—A tú familia no le caigo bien, ¿No es así?.

Hace una mueca cómo haciéndome saber que no le importa eso.

—No sé —Me toma de la cintura para ponerme encima de él—. Además de los que tenemos que estar bien somos nosotros dos, el resto me vale mierda.

Me saca una sonrisa.

—Qué delicado es, señor Nobéli.

Deja de mirarme cómo sí estuviera reteniendo algo, mí sonrisa se ensancha al ver que de él sale una sonrisa de labios cerrados, vuelve a posar sus ojos en los míos.

—Contigo, Roma.

Me acuesto encima de él abrazándolo, escuchando los latidos de su corazón, ¿Cómo es que eso me tranquiliza tanto?.

Después de un rato los dos salimos de la habitación arreglados, bueno yo con la misma ropa de ayer, solo me duché con su compañía. Bajamos las escaleras a la par sintiendo miradas sobre nosotros.

No está Selene, debe de estar en la secundaria, casi llegarán sus vacaciones. Sonrío con un poco de gracia al ver cómo Arnaldo se acerca hasta su sobrino para abrazarlo y joderlo, Taylor solo se queda estático con una cara de pocos amigos.

—Sonríele a la vida, Terroncito —Lo asesina con su mirada por llamarlo así—. Siempre serás el Terroncito de amargura que reina mí jodido corazón.

Muerdo mí labio inferior impidiendo que de mí salga una risa. Dejo de prestar atención a esa escena porque alguien toca mí brazo, extiendo mí mano para saludarlo, pero su abrazo me toma por sorpresa. Siempre me toman de sorpresa los abrazos de Denzel.

Entre Mí CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora