CAPÍTULO

28 2 0
                                    

(31)

Flor:

Llegué al punto dónde mí preocupación pasó límite, no hice un carajo para que no me respondiera los mensajes y llamadas. No quise molestar a Farrell ni mucho menos a Denzel para sacarle información sobre él, es por eso que me contacté con Selene y me dijo que no sabía de él desde hace dos días atrás.

Pero sí sabía que está en España y le doy gracias a Dios que hasta sabe cuál es el hotel dónde reside y su habitación, sí es que Selene le saca hasta el más mínimo detalle de todo.

Mí tío me decía que no me preocupara, pero de verdad no podía más. No quise venir hasta este país con escoltas, pero sí me acompaña mí tío por orden de él mismo.

Él se queda en una gran casa mientras yo tomo una moto que al parecer es otra de las tantas cosas que mí abuelo me ha heredado a lo largo de todo el mundo. Manejo por las calles con cuidado y alerta de todo, toco los frenos con mis manos cuándo veo que ya estoy enfrente del hotel.

Me bajo y nadie sé percata de mí al andar en ropa ancha que me cubre toda y la capucha de mí suéter puesto, en eso pasa un botón con varias maletas en el carrito y yo aprovecho eso para ponerme a la par con él y que nadie me vea.

Nunca me dejarán pasar a su habitación. Suelto el aire de golpe al ver que ya estoy en el ascensor no sin antes ver cómo el mozo me veía de una manera extraña, solo le sonreí haciéndome la tranquila.

Camino por los grandes pasillos de lujo hasta que me encuentro con la puerta 212B, no me importa nada a éstas alturas giro la perilla encontrándome con el lugar vacío, entro yéndome en busca de algún rastro del hombre, esto no es ninguna habitación esto es una casa más bien.

En la cocina no hay nadie, me voy de inmediato al cuarto y me paralizo de inmediato cuándo veo la imagen tan horrorosa para mí. Me trago el sabor amargo de la decepción cuándo paso saliva.

Retrocedo queriendo salir, pero al hacer eso no ví que detrás de mí estaba una repisa con cosas en ella y algunas se cayeron al suelo despertando a las dos personas. Taylor repara toda la escena de golpe y lleva su mirada hasta mí, por fin pude ver algo diferente en su mirada y lo que me demuestra en éste momento es miedo.

Evito las ganas de vomitar cuándo veo que aún tiene el látex envuelto en su parte íntima, la maldita mujer a su lado solo mantiene una sonrisa de triunfo pintada en sus labios, él hombre cuándo se quita uno de los rastros de lo que sucedió se acerca a mí colocándose su ropa cómo puede.

-Roma...

Yo río incrédulamente sin creerme nada mientras mí rostro se inunda de lágrimas, todo éste maldito tiempo estuve preocupada por un hombre que solo estaba acostándose con otra.

No me salen las palabras y de verdad no tengo nada porqué decir, solo retrocedo cada vez que él quiere llegar hasta mí, me doy la vuelta saliendo a toda prisa de su pieza.

-¡Flor, escúchame, no es lo que parece! -Me doy la vuelta y cada vez que lo veo me destruyo más-.

-Eso dicen todos cuándo meten la pata -Mí voz sale más que átona-.

-¡No, no! -Se llega a reír preso del miedo, jamás pensé que conocería esa faceta de él en una circunstancia cómo ésta-. ¡Mí vida, escúchame deja que te explique!.

Vuelvo a dar la vuelta empezando a prácticamente correr escuchando sus gritos detrás de mí, choco con alguien y es Farrell quién me vé asustado, no le hago caso y salgo del hotel sin importar qué estoy haciendo un show por salir corriendo de la estructura.

Cuándo voy a subirme a la moto llegan varias camionetas y en eso se baja ese hombre quién me repara al darse cuenta de quién soy y en qué estado estoy, me subo a la moto encendiéndola con mis manos temblorosas.

Entre Mí CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora