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Flor:
Toco con gran intensidad las teclas del piano sintiendo el malestar de no solo mí mano izquierda sino también la derecha, ese nudo en la garganta sigue más que presente en mí. Suelto un quejido de dolor cuándo mis manos se llegan a paralizar por la tensión que ejerzo en ellas al tocar rápido y fuertemente.
Cómo puedo vuelvo a retomar la pieza que una vez me creé para momentos cómo éste, en dónde solo necesito desahogarme con la música, con el piano. Escucho una voz en el fondo, pero hay algo en mí que no me deja parar, solo me pide que siga con más intensidad sí eso es que se puede llegar hacer.
Un dolor arrasador en mis dos manos hace que pare de golpe y al vez suelte un grito de dolor en eso dos brazos fuertes me toman los míos para que no haga nada más, mí pecho sube y baja con fiereza, veo a todos lados y por un momento no sé en dónde estoy.
¿Qué cosa me pasa?.
-¡Ya, Flor, ya basta! -La demanda de Arnaldo me hacen volver a la realidad-. ¡No puedes tocar así, mira las consecuencias!.
Logro salir de su agarre y sigo viendo mí alrededor, por un momento perdí la razón, la intensidad de todo hizo que perdiera la memoria por unos segundos. Me levanto llevando mí mano derecha a el lado de mí corazón aún asustada, ésto era una de las cosas que me quiso decir mí tío, pero no lo dejé.
Qué el perder la memoria por unos segundos o unos minutos es señal que el estrés a llegado muy lejos, y mí miedo es que por eso la memoria se vaya y no vuelva nunca más en la vida. Tengo la vista clavada en el suelo y la presencia de Arnaldo hace que la levante.
-No.. no sé -Paso saliva-. Colapsé.
-Y hasta ahora es que te das cuenta -Se vé enojado, se me olvidaba que es músico y hasta Decano de una prestigiosa universidad-. La música es para sentirla, no que la música te sienta a tí, porque ésto es lo que pasa -Toma mis manos dolorosas y temblorosas-. Creas un arma contra tí misma. El ser humano trae muchas cosas y no sé sabe cómo reacciona las cosas, la vida ante ello.
-Solamente quería desahogarme con algo -Niega ligeramente tomando mí mentón-.
-Mí nubecita gris, para eso estoy yo, tú rayito de sol -Busca algo en mis ojos-. ¿Qué está ocurriendo?.
-Sabes lo que está pasando con las empresas -Asiente-.
-Sí, pero es apenas la punta del iceberg -Mira por un momento al piano-. ¿Ves esas teclas de color blanco y negro? Así es la vida, ¿Por qué de ella no haces una música?.
-La que estaba tocando es una de esas que he hecho. Me imagino que oíste la batalla que tenían los sonidos estruendosos y melodiosos...
Cuándo intento mover mis manos aguanto un quejido que me quiere salir por el dolor, Arnaldo me termina llevando a un lugar de la gran mansión de los Nobéli, en todo momento me quedo callada viendo cómo me venda las manos.
-Estarás de reposo.
-Sabes que no puedo estar sin hacer nada -Levanta la mirada de mis manos llevándola hasta mis ojos-.
-¿Puedes dejar de ser tan terca en la vida? -Me regaña-. Reposo hasta que tus manos empiecen a tomar movilización, no podrás tocar el piano dentro de algunos meses.
-¿¡Qué!? -Mí exclamación en son de pregunta hace que su mirada me regañe-. Cuándo no es Taylor y Denzel ahora vienes tú, qué bien -Ironizo-.
-¡Bienvenida a los Nobéli, querida! -Me palmea el cuello con una sonrisa irónica-. Ahora ven, bajemos.
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Entre Mí Camino
RomanceEn un mundo donde el poder y los negocios se entrelazan, Taylor Nobéli, un joven empresario de 26 años, se enfrenta a la presión de ser el heredero de un imperio empresarial que abarca toda Europa. A pesar de su éxito, Taylor lleva consigo las cicat...