Entre Mí Camino

CAPÍTULO.

(55)

Flor:

Atontada me despierto sin saber en dónde diablos estoy, siento alguien detrás de mí abrazándome lo encaro llevándome la sorpresa de que es mí tío, frunzo mí entrecejo cuándo con mis pies toco a alguien, es mí papá durmiendo con la cabeza en el pecho de mí abuelo, ¿Pero qué? No aguanto en reírme despertando a los hombres que también quedan tontos con la escena.

—¿En qué momento nos dormimos así? —Mí tío tiene la voz más gruesa aún dando a entender que se acaba de levantar—. Pero saben qué, me importa tres pepinos, quiero seguir durmiendo.

Me atrae más hacia él para abrazarme cómo sí fuera un peluche de felpa, no hago queja porque también quiero seguir durmiendo y creo que los otros dos igual. Cuándo quiero acomodar bien mis piernas termino dando una patada a algo duro, el choque de mí pie contra ese algo hace un ruido muy gracioso, me hago la loca cómo sí no pasó nada.

—¡Carajo! Jacobo no me patees la cabeza —Aprieto fuertemente mis labios para no soltar la risa por las palabras de mí abuelo—.

—Siempre yo, no puede ser la vaca —Murmura mí tío—. Fué la caballota que estoy abrazando.

—¿Pero eres futbolista o qué cosa? Sentí que me hundieron la frente —Suelto la carcajada toda ronca contagiando a todos—.

Después de eso retomamos lo nuestro para seguir durmiendo porque al fin y al cabo tan solo son las seis de la mañana. Me remuevo al sentir un tacto en mí cara, no me quiero levantar, me siento cansada.

—Princesa —Jacobo me susurra—. Ándale que nos tenemos que empezar a arreglarnos.

—¿Qué hora es?.

—Las ocho y media, tú papá y abuelo ya están abajo, te hice tú desayuno favorito —Sonrío por eso sin abrir mis ojos—.

—¿Por qué no estás casado conmigo?.

—Porque Dios nos hizo tío y sobrina —Habla con gracia—.

—¿Y eso qué? No nos impide nada —Termino recibiendo un zape por la cabeza que me hace despertar por completo—. Ok, gracias, lo necesitaba.

Se ríe mientras me vé con ternura.

—¿Por qué me miras así? —Me toco la cara—.

—Tienes los ojos achinados cómo de costumbre cuándo te levantas —Entrecierro mis ojos—. Nuestros antepasados son asiáticos así que no hay extrañes por eso.

—Y para complementar Eileen seguirá el legado de eso porque es de nacionalidad China —Reímos ambos—. Bueno, me voy a dar una ducha rápido y bajo.

—Vale, princesa. Te esperamos —Antes de irse me vé otra vez—. Los chicos ya se fueron, son madrugadores.

—Te recuerdo que sus jefes son los Nobéli —Suelta una carcajada para salir por completo de la habitación quién ahora veo es la mía, el sueño hizo que ni tan siquiera reconociera mí habitación—.

Cuándo estoy lista con mí estilo gótico desayuno con mis hombres para arrancar hacía la empresa con su compañía, me sorprende que mí papá está haciendo el intento de convivir un poco más con los Nobéli.