CAPÍTULO

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(13)

Flor:

¡Coño! —Chillo enojada en mí sitio—.

Este hombre, se cree que me puede manejar, maldita sea la hora en dónde acepté hacer esto con mí papá.

Sé que la cagué en llamarlo a las tres de la mañana, pero es que no tenía a nadie y mí miedo era impresionante, ví que estaba en línea y por eso me armé de valor en llamarlo, los ataques de pánico están volviendo de nuevo, en un día tuve dos.

—Señorita, tiene una llamada entrante de su padre —Me siento en la primera silla que está a mí alcance—.

—Acéptala.

—Hija —Habla—. Me enteré lo de mañana.

—Sí, y no quiero ir —Suspira por el otro lado de la llamada—. Papá, sí no estás mucho menos yo voy a ir.

—Es hora de que los enfrentes sin mí, Flor —Niego cómo sí me pudiera ver—. Hazlo por nosotros, hazlo por mí.

—No me vengas con eso —Sale un tono anodino de mí voz—. Sí voy lo primero que van hablar es algo de mí mamá, cómo sí fuera un tipo de burla ella.

—Discúlpame por eso.

—No es tú culpa —Comento—.

—Viene siendo mí familia al fin y al cabo —Dice—. Constance me ha estado llamando, está histérica porque no le contesto, no quiero irme de aquí.

—¿Qué haces en Venezuela?.

—Eh… —Pausa por un rato—. Vine a visitar a tú mamá, después de aquel día lo vine hacer de nuevo.

Ambos nos quedamos en silencio, mis ojos empiezan arder, para eso fué, a visitar su tumba.

—¿Y cómo está todo? —Me sale una voz quebrada—.

—Muy bien —Carraspea su garganta—. Todo está muy bien cuidado cómo lo he ordenado. No sé porqué no he venido desde lo sucedido, es que siento que venir a visitarla de esa forma me destruye, pero lo hice ya que sentía algo, cómo sí necesitara compañía, no sé.

—Ay papá —Ahogo las ganas de llorar—. También tengo que hacerlo, vamos un día juntos, ¿Vale?.

—Vale, hija —Confirma—.  ¿Entonces irás?.

Suspiro, será que sí, será que no.

—Sí, lo haré por tí, y estar al pendiente sí hablan de mí mamá para defenderla —Le digo—. Igual no quería ir sola, pero bueno.

—Invita a alguien —Opina—. No sé… ¿Taylor?.

Se me paraliza el corazón.

—¡No! —Exclamo rápidamente—. ¿Por qué él?.

—Él es el único que lo he visto más apegado a tí en éstas semanas —Mis mejillas se llenan de sangre—. Contigo no lo he visto ser tan hijo de puta, por eso te lo digo.

—No sé, no quiero molestarlo —Me acuerdo de lo que pasó hace minutos atrás con él—. Igual déjame ver qué hago, te amo papá.

Entre Mí CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora