CAPÍTULO

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(12)


Taylor:



La puerta de mí oficina se abre mientras yo me hundo en mí Macallan, cierro los ojos tratando de despejar mí mente, la voz de Farrell la escucho a lo lejos, no quiero saber nada de nada.

Me empieza a mover haciendo que me obstine.

—¡Déjame en paz por el amor al diablo! —Exclamo con una voz grave—.

—Entonces no te dejaré en paz porque amor al diablo no le tengo —Habla relajadamente—. ¿Por qué tienes tantos folletos de universidades en el escritorio?.

Se acerca al escritorio mientras ojea algunos de los folletos, su rostro llega a mí mente, <<¡Pero ni en mí mente me deja en paz!>>.

—¿Qué haces aquí?.

—Venir a ver sí vas amanecer aquí mientras te aborreces de tanto whisky —Comenta—. Son las tres de la mañana.

—Sí son las tres de la mañana porqué no estás con tú esposa durmiendo mientras hablan de los nombres para el bebé —Llega el sarcasmo—. Anda, tú sí tienes una vida del que puedas disfrutar.

—La tengo porque yo sí quiero vivir bien, no cómo tú que no quieres a nadie en tú vida —Menciona—. Y estoy aquí porque mí pendejo corazón se preocupa por una rata inmunda cómo tú.

—Esa mujer no quiere salir de mí cabeza —Mí boca se manda sola—. Por más que me revuelque con otra su cara aparece en mí cabeza, no sé sí es que tú la ayudaste para que me hiciera un amarre.

—¿Y por qué me vienes a dejar el muerto a mí? —Intenta defenderse—.

—Porque no conozco a otro cabrón que quiere que forme una familia —Le digo—. Esos folletos que están ahí es para ayudarla —Pauso—. Anda, puedes gritar cómo una fangirl.

Escucho su risa, solo mantengo mis ojos cerrados mientras estoy acostado en uno de los dos sofá que se encuentra en mí oficina.

—Un buen regalo de cumpleaños tú ayuda —Abro los ojos para verlo, mí vista es un poco borrosa—.

—¿Cumpleaños?.

—Ella cumple el lunes, pero igual le dijo a Phoebe que ni sé le ocurra hacerle algo, no quiere fiesta —Hace una mueca—. Primera mujer que conozco el cuál no le gusta celebrar su cumpleaños.

—Tendrá sus razones —Le digo seco—.

—Sí, ahora bueno, vamos que te llevo a tú pent-house —Aplaude mientras me ordena—. Estás muy tomado para que manejes.

No me queda de otra que levantarme como pueda para dejar el vaso en mí escritorio y salir de la oficina, Farrell cierra la puerta siguiéndome el paso para salir de la empresa, todo está absolutamente desolado, solo está el cuerpo de alta seguridad que ésta empresa tiene.

Me subo al Cadillac cansado, Farrell se sube igual prendiendo el auto. Veo por la ventana, la ciudad encendida, pocos autos transitan, mí dedo índice dibuja cosas imaginarias en la ventana.

¿Es otra más de mis putas?...

Será verdad lo que ella me dice, tiene razón por más que me cueste admitirlo, solo tenemos sexo para yo ir preguntándole sobre su vida, al igual que ella no tiene derecho en mí.

¿Y sí no es otra más de mí lista?...

Así puede tener un poco más de derecho, <<¡Maldición!>> No sé que mierda estoy pensando.

—Ya dale una oportunidad a tú corazón —Habla el hombre a mí lado—.

Sonrío falso.

—¿Para qué? —Digo—. Para joderme más.

Entre Mí CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora