LENGUAJE MÉDICO

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Jacobo:

Al llegar del río subí a mí habitación para darme un baño quitándome el rastro de arena u otra cosa, al estar del todo listo bajo las escaleras encaminándome a la cocina, dónde yace alguien y actúo cómo sí nada mientras la miro de reojo.

Su cabello castaño oscuro que ya más bien parece de color negro ondulado en sus puntas cae por la mitad de su espalda, piel blanca, ojos café claros, aún no encuentro la razón de yo quedarme viéndola cómo sí nunca la he visto, hay algo en ella que siempre me grita que la mire.

Solo venía por agua, pero improviso haciéndome un té para estar con ella, al menos por unos míseros segundos, el que ella no corra cuándo me vé hay que aprovecharlo.

—No me mires, hazme el favor —Trato de reincorporar mí postura cuándo la escucho hablando inglés—.

—Aprendiste el idioma.

—Sí, lo necesitaba para hacer algunas cosas —Trata de sonar arisca, pero hay algo que no la deja y eso hace que le preste más atención—. ¿Qué?.

Indaga elevando ambas de sus perfectas cejas.

—Tengo un proceso bioquímico en el hipotálamo debido a la segregación de dopamina —Le informo, pero creo que es en vano ya que su cara me dice que no entendió nada—.

—¿¡Qué!? —Se me escapa una sonrisa por su carita de confusión—. Necesito que me lo digas en un idioma que sí entienda.

—Que estoy enamorado, Roxana —Se calla mientras su mirada se pasea por todo el lugar menos en mí, eso me exaspera yendo por ella—. Estoy jodidamente loco porque me prestes la mínima atención.

—Cuándo la tenías no la aprovechaste —Me llega a susurrar por mí cercanía—.

—Entiéndeme que no fué mí culpa, nunca me dejaste que te lo explicara —Quiere irse, pero tomo su cadera impidiendo que huya—. Te dejé plantada por un paciente que llegó de emergencia, créeme que me apresuré todo lo que pude para llegar a la cena el cuál nunca dejé de pensarla porque te iba a ver, pero cuándo terminé todo me dí cuenta que era tarde, no pude llegar a tiempo y lamentablemente tampoco era y es mí culpa porque el paciente que llegó necesitaba mí ayuda, se trataba de salvar una vida.

El silencio reina en nosotros dos, veo sus labios, pero por más que quiera, por más que mis ganas sean tantas no lo hago, la suelto yéndome de la cocina sintiéndome cómo un perdedor en ésta situación, no puede ser que la única mujer que sí quiero que esté conmigo ella no quiera lo mismo. Cuándo no es una cosa es la otra, genial.

Veo que en el patio trasero están los hombres más mayores antes de todos, la noche ya empieza a caer. Llego a sentarme con todos ellos en una ronda mirando al más allá, estoy hastiado al no saber qué hacer con la mujer de ojos café.

—Mañana por la noche habrá una fiesta, es en la capital —Anuncia Denzel cómo sí nada—. Se supone que estamos en nuestras vacaciones, pero es una fiesta que asistirán los dueños de las empresas cómo lo son; Adidas, Nike, Jordan…

—Le informo a Flor el día de mañana, quiero que descanse cómo debería ser y no ponerse histérica buscando qué ponerse —Dice Alexander y nuestro padre lo vé clavando sus ojos en él—. ¿Sí?.

Le pregunta queriendo indagar el porqué de su mirada.

—Me vas a decir que tú no eres igual —Le habla a la defensiva desatando un aire burlón en mí hacía Alexander—. Y Jacobo no te burles porque eres otro más.

—¡Ah no bueno, respiro y ya me andan acusando! —El Londinense con sangre Italiana se llega a reír un poco al presenciar ésta escena—.

En eso llega la adolescente posicionándose al lado de su padre y todos volvemos a nuestros lugares.

Entre Mí CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora