CAPÍTULO

31 2 0
                                    

(39)

Flor:

Me paseo por el lugar cuándo llego después de tres años, enciendo las luces y veo que todo está reluciente tal y cómo lo dejé, <<Mí apartamento de lujo>> cómo muchos lo llamarían. Le ordené a Theo que descansara, estoy sola completamente.

Aquí permanecen todas esas cosas que he extrañado mucho también, cómo mis retratos, agendas, álbumes de fotos, ese ambiente cálido que forjé aquí. Voy a mí habitación encaminándome rápidamente por mí closet encontrándome con toda mí ropa de hace tres años atrás.

Me quito el vestido negro y cualquier cosa que esté en mí cuerpo para darme un baño rápido, recuerdo que mí tío una vez dijo que siguió viniendo hasta acá, él fué quién se encargó que todo siguiera intacto. Me coloco mí albornoz saliendo del baño en busca de ropa cómoda.

Termino optando por un conjunto deportivo el cuál me queda un poco más ajustado que hace tiempo atrás, se debe a que mí cuerpo a cambiado un poco más en éstos tres años. Tomó más forma aún, me quedo un rato viéndome en el espejo, me río con tan solo pensar que muchos deben de decir que mí cuerpo es operado, no… <<Es la grandiosa genética que heredé de mí hermosa madre>>.

Tocan el timbre haciendo que frunza el entrecejo, a ésta hora doy por hecho que es algún hombre de la seguridad del edificio, quizás quieren asegurarse que todo éste en perfectas condiciones para mí.

<<¡Coño!>>.

Me quedo de piedra al verlo enfrente de mí, por más que lo detalle una y mil veces nunca dejará de fascinarme. Entonces recuerdo todo lo que me enteré hoy haciendo que otro nudo se forme en mí garganta, se me queda viendo cómo en el evento.

—¿Sigues sufriendo cómo hace tres años atrás y los anteriores? —Pregunta arisco enarcando una ceja—.

Ignoro su pregunta.

—¿Qué haces aquí? No sé encuentra Eileen sí es por ella que estás aquí —Hago el nudo de mí garganta a un lado para intentar cerrar la puerta—.

—Aparte de mí hija estás tú —Pone su mano derecha en la puerta para que no la cierre y sin mí permiso pasa al lugar sin dejar de verme—. ¿Qué te pasa?.

<<Ya me cansé>>.

—Lo siento —Llego a susurrar, pero sé que me escuchó perfectamente—. Lo siento por no haberte escuchado, pero sabías en el estado que me encontraba. Hasta ahora me enteré que siempre me fuiste leal, lo siento por haber desconfiado de tí, pero en ese momento había muchas cosas que me dejaban pensando en esa posibilidad —Deja que hable—. No me contestabas, parecía una loca intensa escribiéndote, llamándote sin importar qué me hayas dejado en un momento complicado, hasta que fuí a España porque me había enterado por parte de tú hermana que estabas ahí, no dudé en ir para ver sí todo estaba bien contigo y me llevo la grandiosa sorpresa del cuál ya sabes perfectamente.

Mí pecho sube y baja por hablar tan rápido, ni sé sí me haya entendido, lo cierto es que ya solté todo. Sigue sin decir nada y eso hace que pierda la paciencia.

—¿No dirás nada?.

—Tus palabras ya no importan, llegaste muy tarde —Siento cómo mis ojos empiezan a arder—.

Y antes de que vaya a decir otras palabras más lo interrumpo.

—¿Qué haces aquí? —Repito—. Pude llegar tarde, porque todos me han tenido las cosas ocultas, igual al apenas saberlo te lo dije entonces ya no me queda más nada para decirte, te puedes ir.

Entre Mí CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora