✏Cuatro✏

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-¿Como estas mamá?-Pregunto el peliverde viendo a su madre del otro lado de la pantalla-

-Izuku, mi niño, qué bueno verte -respondió Inko con una cálida sonrisa desde la pequeña pantalla de su teléfono-. Las cosas están tranquilas por aquí.

Se le notaba algo cansada, pero su mirada maternal reflejaba paz. Midoriya sintió una punzada de culpa por dejarla sola, aunque sabía que esta era la mejor opción para su desarrollo.

-Lamento no haber podido llamar antes, estuve muy ocupado con proyectos -se disculpó apenado-. ¿Cómo está tu salud, mamá? ¿Necesitas algo? Sabes que puedes decirme.

La preocupación por el bienestar de su madre siempre estaba presente. A pesar de sus protestas, Midoriya se empeñaba en ahorrar parte de su mesada para enviarle.

-No te preocupes hijo, estoy bien -lo tranquilizó Inko con ternura-. Solo extrañaba verte, es todo. Me alegra que aproveches al máximo tus estudios en UA.

Midoriya le dedicó una pequeña sonrisa reconfortante.-También te extraño, mamá. Pero pronto podré ir a visitarte -prometió con esperanza- Papá no envio Dinero este mes ¿verda?-

-Sí, tu padre avisó que este mes no podrá enviar nada -respondió Inko con suavidad, tratando de restarle importancia para no preocupar a su hijo.

Pero Midoriya la conocía demasiado bien. Sabía que la falta de apoyo económico constante de su padre entristecía a su madre, aunque ella procurara no mostrarlo.

-No te apenes mamá, por favor -pidió con ternura-. Sabes que siempre podrás contar conmigo aunque esté lejos. Ahorraré más para enviarte.

Tomó aire, conteniendo sus propias frustraciones. -Lo lamento, esto es culpa mía...por no tener un Quirk -murmuró con pesar, desviando la vista.

-No digas eso hijo -lo regañó Inko con dulzura-. Eres el mejor hijo que una madre podría desear. Me enorgulleces cada día con tus logros-sus ojos se criatalizaron rapidamente-

-Mamá... -Midoriya sintió que sus propios ojos se humedecían al escuchar las cálidas palabras de su madre.

A pesar de todos sus errores y fallas, ella siempre lograba reconfortarlo. Sus palabras eran el bálsamo que curaba las heridas en su corazón.

-Gracias -murmuró conmovido, esbozando una pequeña sonrisa-. Eres la mejor madre del mundo. Prometo que apoyaré tus gastos, ya verás.

Se enjugó los ojos con el dorso de la mano, recomponiéndose. Sabía que llorar solo empeoraría las cosas, aunque por dentro el desánimo lo carcomiera.

-Izu, hay algo mas que mecesito decirte-Comento la peliverde-Tu Padre me informo que el fin de semana tu hermanastra va a venir a Japon-

-¡¿M-Mi hermanastra vendrá?! -exclamó Midoriya sin poder ocultar su sorpresa y nerviosismo.

La repentina noticia lo dejó descolocado. Su relación con su media hermana nunca había sido muy cercana, sobre todo luego de que ésta desarrollara su propio Quirk a diferencia de él.

Tragó saliva con dificultad, pensando rápidamente. -Mamá, este fin de semana tenía planeado hacer experimentos importantes para el proyecto de la escuela -explicó algo azorado-. ¿Crees que ella podría entender si no estoy todo el tiempo en casa?

Miró a su madre con ojos suplicantes a través de la pantalla. La perspectiva de cancelar sus planes con Todoroki-kun lo desanimaba, sobre todo cuando la investigación iba tan bien.

Pero tampoco deseaba causar problemas con su familia por sus responsabilidades escolares. Esperaba Inko pudiera mediar la situación para contentar a todos.

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