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- No puedo creer que me convencieras de venir - suspiro el chico estacionando el coche

- Oh, vamos. No será tan malo. - sonrió de forma inocente

El joven solo pudo ver incrédulo a la chica quien bajaba del auto entusiasmada.

Rodó los ojos algo fastidiado y de igual manera bajo del vehículo siguiendo a su novia, la joven tomó un carrito de compras y entró a la enorme tienda.

Tsukki metió sus manos a las pequeñas bolsas del sueter tratando de calentarlas un poco,  hace no mucho había empezado la temporada donde el clima se ponía frío y eso lo tenía de no muy buen humor. Pues traer tres abrigos encima no era de su agrado en lo absoluto.

Por otro lado a su pareja le encantaba la estación helada, puesto que para ella era relajante estar acurrucada en un sofá cubierta por una tibia manta, mientras se disfruta de un delicioso chocolate caliente. Piensa también que es una buena época para leer o tener un maraton de películas pero, ¿qué época no es buena para hacer esas dos actividades?.

En fin, ambos se metieron el primer pasillo que vieron, específicamente el que está infestado por harinas en formas distintas.

- Tomemos una de estas - en vez de una, metió tres paquetes de galletas de chocolates al carro - y esta - dos de pan tostado - uuuh, esta igual - tomo cuatro bolsas de cereal sin azúcar

Parecía una niña chiquita.

Kei devolvía una parte de todo, dejando solo una cosa de cada una. Ella frunció el ceño por ello pero no regreso por las cosas, solo paso al siguiente pasillo. Su favorito. Las frituras y golosinas, un paraíso en miniatura para la de ojos castaños.

- Gomitas, chocolates envinados, muelitas, gusanos, paletas de chile...

- Ya, basta - la detuvo - no vas a llevar tanta azúcar a la casa

- ¿Por qué? - infló las mejillas

- Te pones loca al consumir tanto dulce

- No soy una niña - se cruzo de brazos

- Y aun así te pones más loca que un infante de cinco años en dulceria - ella abrió la boca ofendida

- Me gustaría decir que no es verdad..., pero tienes un punto - desistió - vamonos entonces, antes de cambie de opinión y me lleve todo

El rubio río divertido y continuo el recorrido por el local casi lleno de gente.

Luego de varios peleando por el que deberían llevar o no, o cuanto de cada cosa, llegaron al de limpieza.

Kei observaba los precios y marcas decidiendo que jabón en polvo era mejor para lavar la ropa, tomo uno y giro la vista para pedir la opinión de su chica pero esta no estaba.

Antes de poder caminar sintió como le soplaron en la nuca sin mucha fuerza, más eso no evito que un escalofrío le recorriera la espinal dorsal.

Dio media vuelta visualizando a su pelinagra, la femenina traía una radiante sonrisa lo que parecía muy sospechoso.

Esa sonrisa indicaba que le paso o hizo algo.

- ¿Qué hiciste ahora? - cuestiono serio

- Naada

- Azumi - uso un tono de advertencia

- Bien, mira - enseñó una moneda

- Una moneda - habló tratando de entender el asunto

- Me la encontré tirada en el pasillo del papel higiénico

- ¿Viste a quien se le cayó?, ¿por qué no la devolviste?

- Uno: uno vi a quien se le cayo, y dos: moneda sin correa es de quien la vea - guardo el dinero en la bolsa del pantalón

- Pero las monedas no...

- Tu me entendiste. Andando - escapo rápido y disimulada

Varios minutos después se metieron al pasillo de los juguetes, ¿por qué?, por qué azumi quería uno.

Tsukki no pudo negarse o aceptar ya que la chica se adentro al mágico corredor.

Los ojos de la joven brillaban por cada artefacto de entretenimiento para los menores que veia, no importaba si fueran juguetes para niño o niña, se emocionaba de todas formas. Tomo entre sus manos una mini casita para muñecas junto a una cajita que contenía animalitos en miniatura.

Iba a comprar las muñecas de la misma colección, sin embargo decidió dejarlas para otra ocasión.

Ambos juguetes los deposito en el carrito bajo la mirada seria de su chico.

- ¿Qué?, ¿tienes algún problema con mi necesaria compra?

- No exactente - aseguró

- El que tenga veintidós años no impide que compre juguetes - ataco

- La cosa es que no lo vas a jugar - la vio curioso - ¿Cuál es el chiste?, ¿solo los compras para tenerlos de adorno o colección?

- No

- ¿Entonces? - se estaba perdiendo mucho en lo que planeaba hacer su chica con los juguetes para peques menores de ocho años

- Son para el futuro - kei asintió, esperando a que siguiera - Para mis hijos - susurro

- ¿E-estas...? - su corazón se detuvo por un momento

- No, no, no - negó rápidamente - pero quiero tener los juguetes seguros por si en algún momento no puedo comprarlos - bajo la cabeza algo ruborizada

La pequeña desilusión que tsukki experimentaba al saber que su novia no estaba embarazada era algo grande. Pero trato de no mostrarla.

En cambio sonrió se manera sutil y tierna por las palabras de su pareja. Paso junto a ella con el carrito caminando algo lento.

- No te preocupes por ello. Yo les daré todo lo que quieran y necesiten - doblo al siguiente corredor

Por otra parte, Azumi miraba el lugar por donde se había ido su chico, sintiendo su corazón latir con frenesí, teniendo una sonrisa tan linda en sus labios y los ojos algo brillosos.

Suspiro para calmarse y prosiguió a seguir a su novio. Pensando en el futuro que ambos tendrían. Juntos.

Diez minutos después llegaron al lugar donde abundaban cosas para los pequeños que recién llegaban al mundo. La sensación que se desato en el interior de la pareja era indescriptible.

En una forma inconsciente empezaron a tantear el terreno. Kei no lo pensaba mucho y sin que su chica lo notará, metía cosas al carrito.

Biberones, chupones, guantes, dos cobijas, una rosa y otra azul. Pensó en meter pañales pero desecho la idea. En cuanto azi observo lo que su pareja metió al carrito lo miro anonadada.

- Hay que estar prevenidos, para cuando lleguen nuestros pajaritos - guiño un ojo, empujo el carrito y  camino directo a la caja para pagar por todo

Y ahí estaba de nuevo la de ojos castaños, con el corazón latiendo al límite y sintiéndose  sumamente feliz.

Más encantada con ese hombre no podía estar.

Después de pagar por todo, ambos se fueron a su casa comprada hace tan solo menos de un año.

Guardaron todo en su lugar y se acomodaron en el sofá para disfrutar de una película.

Pero pronto descubririan que la joven de veintidós años estaba embarazada, y no de uno, si no de un par de gemelos.

Sería una bonita sorpresa para ambos.


















Creo tarde mucho en subir algo, por ello, subiré otro one shot hoy mismo.

Disculpen las faltas de ortografía, recuerden que en cuanto termine de subir los one shots, corregiré todo.

Alitzz fuera.

One Shots - Tsukishima Kei Donde viven las historias. Descúbrelo ahora