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Solo eran eso. Escenas en video.

- Y...ya esta grabando - el hombre apunto la cámara - con ustedes, la mujer más bella del mundo y a los bebés más encantadores de todos los tiempos

- Exagerado - dijo su esposa, con una ligera risa

La cámara mostraba a una mujer en una camilla, usando sólo una bata de hospital y siendo cubierta por solo una sabana. Su aspecto era cansado, su cabello no estaba peinado como de costumbre y ni hablar de su rostro sin maquillaje, con unas ojeras ligeras en sus ojos.

Pero, a pesar de eso se le veía feliz, una sonrisa adornaba sus labios mientras veía con gran amor y adoración a sus pequeños hijos, quienes solo contaban con un día de nacidos.

Un niño y una niña, cuatitos. Siendo el niño el mayor por solo catorce minutos.

Naoki y Narumi Tsukishima, eran sus nombres.

El hombre de la familia, acerca la cámara a los brazos de la madre primeriza quien sostenía a ambas crías. Los dos yacían dormidos plácidamente sin preocupación alguna, luego de haber llorado unos minutos, de ser cambiados de pañal y de comer, cayeron rendidos como si hubieran trabajado todo el día.

- Mis hermosos bebés - habló Kei - son tan lindos - suspiro - salieron a mi, claro

- Oh, si. Por supuesto - rodó los ojos la mujer, con un aire divertido

- Calla - se mofo

- Su padre llega ser muy idiota a veces - se dirigió en un susurro a sus angelitos

- Escuche eso - exclamó ofendido el rubio

- Da lo mismo - dijo, a lo que el masculino rodó los ojos fingiendo fastidio

La cámara ahora apunta hacia la pequeña familia, se puede ver a Tsukishima besando con cariño los labios de su esposa, para luego pasar a besar las frentes de sus hijos, siendo cuidadoso en el proceso.

Se puede ver como brillan los ojos de la pareja cada que ven a sus crías, la delicadeza que emplean al tocar a los. El amor que transmiten con solo una caricia.

- Juro...amarlos y cuidarlos a los tres, por el resto de mi vida - juro el hombre, siendo lo más sincero posible - por que ustedes son mi vida entera, mi razón de ser y existir

La femenina, enternecida, beso (como pudo) los labios de su esposo dejando ver cuan enamorada estaba de aquel hombre que la había acompañado desde hacía nueve años.

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Ahora, se reproduce otra imagen. Donde se ve a la mujer, de treinta y un años llorando de alegría, se ve a los cuates dar muy cortos pasos.

Sus primeros pasos de ambos.

Se escuchan los suaves sollozos del masculino y el como alienta a sus niños a seguir intentando. Pero la niña cae de nalgas hacia atrás, riendo en el camino, lo que ocasiona una risa llena de ternura por sus progenitores.

El niño llega hasta su padre quedando sus rostro muy cerca de la cámara del móvil. Sonríe mostrando sus encías y sus mejillas regordetas.

- Mi campeón - abraza Kei a su hijo - muy bien echo - beso la nariz del infante

- Lo hicieron muy bien ambos - Azumi acaricio la cabeza de ambos hermanos

- Me alegra haber captado una parte en video - dijo. Se le veía más que feliz

- Si. Serán lindos recuerdos - musito la femenina


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Otro video se reproduce, mostrando una fiesta de cumpleaños. Más específicamente la de los cuatitos, se les ve emocionados al ver a tanta gente reunida solo para celebrarlos. Sobre todo el ver que la montaña de regalos que aguardaba por ellos.

One Shots - Tsukishima Kei Donde viven las historias. Descúbrelo ahora