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Holaaa, bien una pequeña aclaración antes de empezar.

Tsukki y Azumi están en su segundo año de universidad estudiando "x" carrera, Kei esta en el equipo de voleibol de la escuela, mientras que azumi esta en el de jardinería.

Ambos tienen 20 años.

Ahora si, a empezar.




Viernes por la tarde y el equipo de voleibol se encontraba calentando para luego dar inicio al partido que tendrían. Kei se mostraba muy normal a diferencia de sus compañeros que lucian nerviosos, y es que, el equipo con el que jugarían había demostrado ser bueno.

Sin embargo esto el rubio no le preocupaba, tenía confianza en el equipo - nunca lo admitiria - y el consideraba que ya había "peleado" por así decirlo con rivales más fuertes en la preparatoria, además de que fue compañero de dos monstruos, en el buen sentido claro -no lo admitiria ni en sus peores pesadillas -.

Terminando el calentamiento, el equipo salió a la cancha visualizando al equipo rival.

A simple vista no parecían amenaza, más eso no era pretexto para confiarse.

Mientras unos hombres hablaban presentando a los equipos y jugadores, el rubio buscaba a alguien en especial en las gradas, al no visualizarla solo dirigió su vista a otro lado.

- ¿Buscas a tu chica? - pregunto un compañero de equipo el cual no era titular

- Si - no es que fueran amigos, pero si habían conversado varias veces

- Normalmente no tarda - menciono al recordar que siempre se veía a la chica animar al grupo, en especial al de lentes

- Esta vez vendra con alguien más - inconscientemente sonrió - por eso tarda

- Mhm, quizá llegue cuando el partido empiece

- Puede

Ahí murió la conversación, sin importar cuantos años pasarán, el seguiría siendo serio, aun que ya no tan burlon como antes.

Tiempo después, el partido empezó y a los segundos el equipo de tsukki anoto el primer punto por el capitán.

Cuando se tomaron un pequeño descanso, examino de nuevo las gradas buscando a su novia sin éxito aparente. Eso no lo desánimo en absoluto, pues sabía que su pelinegra siempre estaba un paso delante de él.

Siempre lograba sorprenderlo. Nada más había que esperar.

Pasados tres sets dando la victoria a su equipo, volvió la vista a las gradas son verla, pero, algo lo hizo ver hacia la banca donde se ubicaba el entrenador. Su corazón dio un vuelco al verla sonriendo y sintió que se moría cuando un pequeño vulto caminaba hacia el.

Daba pequeños pasos lentos pero "seguros" y alzaba los brazos para ser recibida. Quizá no era muy de expresiones faciales, pero ese día, Kei sonreía con ternura y amor.

El rubio se agacho para recibir a la pequeña pelinegra que lo miraba con una diminuta para tierna sonrisa. Al realizar dicha acción, llamó la atención de su equipo quienes se quedaron boquiabiertos al ver a una infante de no mas de dos años ir hacia el.

Al tocar las manitas de la niña de ojos cafés, ella lo llamó por "papá" provocando en Kei un sin fin de emociones. Decir que estaba feliz era poco, no había palabras que describieran lo que sentía por esa bolita de carne.

- Tsu-tsukishima - llamó algo atónito el mismo chico de antes conocido como "Liam"

- ¿Si? - contestó sin prestar mucha atención, estaba ocupado haciendo reír a la niña

- ¿Es tu...hi-hija? - cuestiono más que sorprendido el capitán

- No de sangre, pero si - mostró mejor a la pequeña - su nombre es Hana - a esto la femenina saludo con un tierno "hona"

Esta de más decir que esto derritió por completo los corazones de los jóvenes adultos presentes, ellos comenzaron a halagar a más chiquita y a querer cargarla.

A la distancia, Azumi veía sonriente el como su bebé y novio convivían con los demás, su niña parecía muy entretenida con los jugadores y reía a cada rato.

La razón por la cual había tardado tanto en llegar fue por un motivo bastante sencillo, ya que, a su pequeña salvaje se le ocurrió la gran idea de escaparse de sus manos al terminar de bañarla, corrió como pudo por la casa totalmente desnuda. Cuando la logró atrapar le puso ropa bonita y al tratar de peinarla, aquella infante de ojos cafés se puso a cantar y bailar haciendo el trabajo de su madre más difícil, pero no imposible.

Ya estando ambas femeninas listas, tomaron u taxi para ir al evento, azumi sabía que llegaría tarde y no quería perderse nada, por lo que saco su teléfono y junto a su pequeño bulto de carne, vieron la transmisión del partido con suma atención.

Regresando al presente...

Minutos más tarde, Kei se acercó con Hana quien de inmediato pidió ser cargada por su madre. Ella acepto gustosa y la pareja salió del lugar dando una imagen más que adorable.

Si, quizá Hana no era hija biológica del de lentes, más eso no era un impedimento para amarla y ayudar con su cuidado. Azumi fue abandona por su antigua pareja al saber que estaba embarazada y desapareció por el simple echo de no querer hacerse cargo.

Nunca pensó que todo estaba perdido ni se deprimió, no tenía tiempo para eso pues, un pequeño ser llegaría al mundo y necesitaría a su madre. Cuando kei llegó a su vida, Hana tenía ya cinco meses de haber nacido, Azi no buscaba pareja, no estaba en sus planes.

Pero en cuanto el rubio le dijo el primer "hola" cayo rendida. No solo ganó una pareja que la amara y respetará, si no, también un padre amoroso para su niña. Desde un principio le dijo a Kei que no era necesario que el cumpliera con ese papel y menos siendo tan joven, más el hizo caso omiso y se propuso ser el padre que la niña necesitaba.

Tsukki tampoco buscaba una pareja, menos una hija, eso aún no entraba en su plan de vida. Todo se fue al carajo cuando vislumbro la belleza interna y externa de la joven Azumi. Al ver y conocer a la pequeña castaña de casi seis meses, supo que haría todo por ella, por las dos. Sería lo que ambas necesitaban, por ellas ya eran lo que a él le faltaba y no sabía.

Encontró su razón de ser y vivir.









Alitzz fuera.




One Shots - Tsukishima Kei Donde viven las historias. Descúbrelo ahora