XLVIII

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Después de una hora más de caminata, los pensamientos de Krell no pudieron más con él. Era de suma importancia completar la misión ese mismo día antes de que llegara Anakin, ¿pero qué haría? Krell pasó el plan por su mente una y otra vez mientras caminaba. En eso, un pitido sonó y lo trajo de vuelta a la realidad.

—Descansaremos aquí —gritó el Jedi antes de alejarse de la vista de la 501 para responder al intercomunicador.

—¿Qué sucede?

—Hubo un cambio de planes. Lord Sidious desea que tomes la base armamental de la capital lo más pronto posible y después, cuando llegue Skywalker y la padawan del maestro Kenobi, la drogues y la secuestres.

—Eso no era parte del plan.

Si quieres estar al lado de Lord Sidious y tener su favor obedecerás órdenes. Te mandaré la ubicación donde recogerás un medicamento que simulará la muerte la muerte. Harás que la padawan lo ingiera y luego, en el momento oportuno, la dejarás en las coordenadas que te estoy transfiriendo ahora.

—Dooku me dijo...

Esta orden viene directamente de Lord Sidious. Has llamado su atención; más te vale cumplir la misión -la figura misteriosa desapareció del holoproyector.

Krell se sintió sumamente furioso. Por primera vez temió por su vida, pero ya no era momento de echarse para atrás. Cumpliría la misión aunque tuviera que pisotear a Anakin Skywalker y Obi-Wan Kenobi.


El defensor

—Me hubiera gustado que Ahsoka estuviera aquí —comentó Kyaa mientras veía las luces azules frente a ella, producto del salto al hiperespacio.

—Quería descansar y pensé que tú también querrías después de todo lo que pasó—respondió Anakin, luego dirigió su mirada a ella.

—Bueno, es que me gusta participar activamente para servir a la República y ayudar a quienes pueda.

—Sí, primero el deber —respondió Anakin mientras una sonrisa aparecía en su rostro.

Ninguno de los dos lo diría en voz alta, pero Kyaa iba únicamente para ver a Obi-Wan y Anakin lo sabía perfectamente. Se veía en sus ojos ese anhelo en su mirada, de la misma forma en que Padmé lo miraba a él.

Anakin al ver la mirada de Kyaa no pudo dejar de pensar en Padme, en lo mucho deseaba poder expresar a todo el mundo lo que sentía hacia su esposa. Estaba cansado de tener que ocultarle a la galaxia lo mucho que la amaba y que era suya. Deseaba al menos tener un amigo con quien hablar o confiárselo a Obi-Wan, pero eso era imposible. Bueno, casi, porque la mujer que estaba a su lado estaba profundamente enamorada de él. Tal vez en un futuro podría hablar libremente de sus sentimientos sin ser juzgado, especialmente con Obi-Wan. Kyaa había influido de una manera positiva en su ex-maestro y él lo apreciaba mucho. Lo admiraba y respetaba como a un hermano, y que Kyaa hiciera feliz a Obi-Wan hacía que Anakin se sintiera agradecido con ella. Obi-Wan lo necesitaba y tal vez ella era ese cambio positivo para que la Orden se diera cuenta de que el amor no era malo.

Umbara

Rex fue a buscar al General Krell porque sus hombres tenian dudas sobre el plan de ataque pero cuando lo encontro ni si quiera se acercó al Jedi ya que estaba en una llamada un persona a la que no pudo reconocer, Rex decidió esperar para que terminara su llamada y todo hubiera transcurrido tranquilamente de no ser por el tipo conversación que estaba tendiendo.

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⏰ Última actualización: Jun 10 ⏰

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