2 | Los celos

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Durante las últimas semanas, la relación de Rachel y Percy no estaba yendo muy bien debido a los celos que ella sentía por cualquier mujer que se acercara a Percy, pero era Annabeth de quien en especial sentía celos. A pesar de que durante esos tres años de relación Percy no había parado de demostrarle que él nunca la engañaría y que Annabeth no era alguien que se prestaría para algo así, los celos de Rachel no cesaban.

Percy estaba sentado en el sofá de su sala, revisando algunos correos electrónicos, mientras Rachel meditaba en la otra habitación sobre la pequeña discusión que habían tenido porque la chica de la cafetería a la que habían ido esa mañana le había sonreído a Percy. Después de un rato de mucho pensar en sus celos, Rachel entró con una expresión tensa. Él notó de inmediato que algo no estaba bien y dejó su teléfono a un lado.

—Rachel, ¿qué pasa? —dijo Percy, intentando sonar calmado.

Rachel se quedó de pie, cruzando los brazos, claramente nerviosa.

—Percy, tenemos que hablar sobre algo serio.

Percy se enderezó, alarmado. —Claro, dime, ¿qué sucede?

Rachel tomó una respiración profunda antes de hablar.

—Es sobre Annabeth. Siento que pasas demasiado tiempo con ella. Me hace sentir... desplazada.

Percy frunció el ceño, sorprendido.

—¿Annabeth? Rachel, sabes que ella es mi mejor amiga desde siempre. No hay nada entre nosotros más que amistad.

Rachel lo miró, sus ojos llenos de una mezcla de tristeza y determinación.

—Percy, sé qué dices eso, pero no puedo evitar sentirme incómoda. Parece que siempre prefieres estar con ella en lugar de conmigo. ¿Es que no ves cómo me afecta?

Percy suspiró, tratando de mantener la calma. —Rachel, Annabeth es una parte importante de mi vida, pero tú también lo eres. No hay competencia entre ustedes dos.

Rachel sacudió la cabeza, frustrada.

—Percy, esto no puede seguir así. No puedo seguir sintiéndome como la segunda opción. Necesito que tomes una decisión. O sigues con tu amistad con Annabeth, o sigues nuestra relación. No puedo seguir compitiendo con ella por tu atención.

Percy sintió que su corazón se hundía.

—Rachel, no me puedes pedir que elija entre mi mejor amiga y tú. Ambos son importantes para mí de maneras diferentes.

Rachel lo miró con los ojos llenos de lágrimas.

—Entonces no me dejas opción, Percy. Si no puedes elegir, yo lo haré por ti. No puedo seguir en una relación donde me siento insegura todo el tiempo.

Percy se levantó, desesperado por hacerla entender.

—Rachel, por favor, no hagas esto. Annabeth y yo somos solo amigos. Te amo y quiero que seas feliz, pero no puedo cortar una amistad que ha sido parte de mi vida desde siempre.

Rachel lo miró con tristeza, sacudiendo la cabeza.

—No me mientas, Percy. Sé que en el fondo sientes más que una simple amistad por ella. Annabeth siempre te ha gustado.

—Rachel, eso no es verdad.

—Aunque lo niegues es la verdad, y no quiero que sigas viéndola.

Percy sintió una punzada de dolor en el pecho. Sabía que lo que Rachel pedía era injusto, pero también sabía que no podía traicionar a su mejor amiga.

—Rachel, lo siento. No puedo hacer lo que me pides. Annabeth es como una hermana para mí. No puedo renunciar a esa amistad.

Rachel asintió lentamente, sus lágrimas cayendo.

—Entonces esto se acabó, Percy. No puedo seguir en una relación donde no soy la prioridad.

Percy la miró con el corazón roto.

—Rachel, no quiero perderte. Pero tampoco puedo perder a Annabeth. Espero que puedas entenderlo algún día.

Rachel se alejó, recogiendo sus cosas.

—Adiós, Percy. Espero que encuentres lo que buscas.

Percy se quedó allí, sintiendo una mezcla de tristeza y alivio. Había perdido a Rachel, pero sabía que había hecho lo correcto al no renunciar a su amistad con Annabeth. Aunque dolía en ese momento, confiaba en que el tiempo sanaría las heridas y que ambos encontrarían la felicidad que buscaban, aunque fuera por caminos separados.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora