Días después.
—¿Entonces vamos a ser papás de nuevo? —preguntó Percy, en su voz se mezclaba la esperanza y el nerviosismo.
Annabeth sostenía la prueba de embarazo con dedos temblorosos. Un silencio denso llenó la habitación, mientras el peso de la expectativa se cernía sobre ellos.
—No, es negativa —respondió Annabeth finalmente, su voz apenas un susurro que llevaba consigo toda la carga de la desilusión. Parecía que con cada palabra, un pedazo de esperanza se desvanecía en el aire, dejándola vacía y vulnerable—. Parece que solo fue una falsa alarma.
Percy, sintiendo el dolor en cada una de sus palabras, dio un paso hacia ella, rodeándola con sus brazos en un abrazo cálido y protector. Apoyó su barbilla en su hombro, dejando que su cercanía hablara por él. Podía sentir la tensión en su cuerpo, el ligero temblor en sus músculos, y sabía que debía encontrar las palabras adecuadas para consolarla.
—No te preocupes, seguiremos intentándolo —murmuró Percy, su voz suave y reconfortante, mientras una sonrisa tierna asomaba en sus labios—. Además, es divertido.
Annabeth cerró los ojos por un momento, permitiendo que la familiaridad del abrazo de Percy la envolviera y la calmara. Su mente se llenó de recuerdos felices, momentos de risas y amor compartido, y poco a poco, el peso de la decepción comenzó a disiparse. Finalmente, dejó escapar un suspiro, sintiendo cómo la calidez de su esposo lograba derribar las barreras de su tristeza.
—Aún me resulta tan curioso que solo bastó una vez para concebir a Azul, y después de meses de intentarlo, no hemos logrado otro bebé —dijo Annabeth, su voz entrelazada con una mezcla de frustración y asombro. Había algo casi irónico en la situación, un enigma que parecía burlarse de ellos.
Percy, giró suavemente a Annabeth en sus brazos hasta que quedaron frente a frente. Sus miradas se encontraron, y en ese instante, Percy vio la sombra de la preocupación reflejada en los ojos de ella. Sin embargo, también vio la fortaleza y la determinación que tanto admiraba.
—Quizá la concepción de Azul fue la única forma que el destino encontró para decirnos que debíamos estar juntos —Percy le dijo, su mano acariciando la mejilla de Annabeth con ternura, como si intentara borrar cualquier rastro de duda en su rostro.
Annabeth dejó escapar un suspiro profundo, como si intentara liberar todo el peso que llevaba dentro. Las palabras de Percy resonaron en su corazón, y aunque aún sentía la tristeza, había algo reconfortante en la idea de que el destino tenía su propio plan.
—Tal vez aún no estamos listos para ser padres otra vez —murmuró Annabeth, su voz cargada de aceptación, aunque no completamente resignada.
Percy la atrajo aún más cerca, sus labios rozando los de ella en un beso suave y lleno de amor, una promesa silenciosa de que estarían bien, sin importar lo que el futuro les deparara.
—Yo me siento muy listo —murmuró Percy contra sus labios, su voz vibrando con una mezcla de convicción y deseo—. Además, quiero tener muchos hijos contigo.
Los ojos de Annabeth se iluminaron con una chispa de esperanza renovada, como si las palabras de Percy hubieran encendido una nueva llama en su corazón.
—Yo también lo quiero —respondió, su voz ahora firme y decidida. En ese instante, supo que, sin importar cuántos obstáculos se interpusieran en su camino, los enfrentarían juntos, con el amor que los unía y la certeza de que, al final, todo saldría bien.
***
Unas horas más tarde de aquel día, que no había comenzado del todo bien, la familia Jackson-Chase regresaba a casa. Los últimos rayos del sol se filtraban por las ventanas del edificio mientras subían por el pasillo rumbo a su departamento. Azul, la pequeña de ojos brillantes y curiosos, se agarraba con fuerza a la mano de su padre, su rostro iluminado por la emoción del día.
—Papi, ¿cuándo volveremos a ir al acuario? —preguntó Azul, su voz cargada de anhelo y esperanza.
Percy, se detuvo por un momento, agachándose para estar a la altura de su hija. Sus ojos reflejaban el mismo amor y ternura que sentía desde el día en que la sostuvo por primera vez. Con una sonrisa que parecía envolverlos en un cálido abrazo, le respondió:
—Cuando tú quieras, princesa. Sabes que no hay nada que disfrute más que pasar tiempo contigo. —Mientras hablaba, en su voz se reflejaba el amor incondicional que sentía por su hija.
Azul, incapaz de contener su alegría, se lanzó hacia él, envolviendo su pequeño cuerpo alrededor del suyo y dejando un beso húmedo y sonoro en su mejilla. Percy cerró los ojos por un breve segundo, dejando que ese instante se grabara en su memoria, un recuerdo al que acudiría en los días difíciles.
Annabeth los observaba desde unos pasos atrás, sus labios curvándose en una sonrisa que apenas podía contener. Su corazón latía con fuerza al ver la conexión que compartían padre e hija, y una mezcla de orgullo y amor la llenaba de calidez. Sin embargo, una chispa traviesa apareció en sus ojos cuando Azul se volvió hacia ella.
—A ti también te quiero mucho, mami —dijo Azul, mirándola con esa inocencia pura que solo los niños poseen.
Annabeth se inclinó, extendiendo los brazos para recibir a su hija. Mientras la pequeña se abalanzaba hacia ella, Annabeth rio suavemente, sus ojos brillando con humor.
—Qué bueno que me lo dices —respondió con una voz juguetona, susurrando al oído de Azul—. Ya me estaba preocupando de que papá fuera el favorito.
Azul soltó una carcajada, abrazándose a su madre con fuerza, como si quisiera asegurarse de que ninguna de ellas pudiera ser la segunda. En ese momento, el mundo exterior desapareció, y solo quedó la sensación de estar completamente y profundamente amadas.
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Una disculpa por la ausencia, tuve algunos inconvenientes que atender, pero ya estoy de vuelta para continuar con esta historia.
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Mi mejor amigo
FanfictionPercy y Annabeth han sido mejores amigos desde niños hasta que un evento inesperado cambia para siempre la relación que hasta ahora habían tenido. #1 en Percabeth 14/08/24 Actualizaciones diarias