15 | La primera noche del resto de nuestras vidas

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Después de la boda, la recepción estuvo llena de risas y emociones. Entonces Annabeth y Percy, anunciaron a su familia y amigos que pronto serían padres. A pesar de las circunstancias que habían rodeado la boda, el ambiente en la recepción fue cálido y acogedor para todos los presentes.

Al final de la noche, los recién casados se dirigieron a un hotel cercano. La ceremonia y la recepción se habían realizado en un hermoso lugar en la ciudad, y ahora buscaban un respiro en la intimidad de su suite nupcial. Unas horas más tarde, después de una animada conversación sobre los momentos más divertidos de la fiesta, el ambiente en la habitación cambió. La luz suave de las lámparas creaba sombras acogedoras y el silencio envolvía sus palabras. Annabeth y Percy, recostados en la cama, se miraban con una mezcla de confianza y vulnerabilidad.

Annabeth rompió el silencio, su voz apenas un susurro que parecía temer romper la quietud del momento.

—¿Alguna vez pensaste que sería así? —preguntó, sus ojos reflejando una mezcla de incertidumbre y esperanza. Percy frunció ligeramente el ceño, confundido. —Me refiero a casarte... Supongo que en los últimos meses, cuando pensabas en eso, era sobre cómo sería hacerlo con Rachel.

Percy se inclinó hacia ella, buscando sus ojos para ofrecerle consuelo.

—Rachel es parte del pasado —dijo con firmeza pero suavidad—. Olvídate de ella. Ahora estoy casado contigo, y eso es lo único que importa.

Annabeth cerró los ojos por un momento, tomando una respiración profunda mientras el miedo se reflejaba en sus facciones.

—No puedo —dijo con la voz temblorosa—. La verdad es que tengo miedo. ¿Cómo vamos a hacer que esto funcione?

Percy, sintiendo la profundidad de sus miedos, la abrazó con fuerza, como si quisiera transmitirle su determinación a través del contacto.

—Quizá en este momento no nos amemos como deberíamos, pero yo de verdad te quiero, Annabeth —susurró, rozando suavemente su frente con los labios—. Te quiero y si me hubieran dado a escoger de quien enamorarme, te habría escogido a ti sin dudarlo.

Annabeth abrió los ojos, encontrando consuelo en la mirada de Percy.

—Yo también te habría escogido a ti —murmuró, sin poder ocultar las emociones que cruzaban su mirada en aquel momento. Deslizó el dorso de su mano por su mandíbula, sintiendo la calidez de su piel, mientras sus ojos se encontraban con aquella mirada que evocaba al mismo mar y que en aquel preciso instante mostraba una mezcla de ternura, confianza y vulnerabilidad.

Cautivada por el momento y las emociones que veía reflejadas en los ojos de quien siempre había sido su otra mitad, Annabeth se inclinó lentamente hacia él. Sus labios se rozaron con una suavidad que contenía toda la delicadeza y el respeto del mundo, como una promesa silenciosa de intentarlo.

Percy respondió al instante, acariciando con ternura la mejilla de Annabeth. Sus labios se movieron con una delicadeza reverente, delineando los de ella con su lengua en una petición muda de permiso. Annabeth suspiró contra su boca, su aliento cálido entremezclándose mientras abría los labios, concediéndole acceso. Sus manos, antes inseguras, encontraron un propósito al deslizarse por el cuello de Percy y enredarse en su cabello oscuro.

El beso, que había comenzado con la timidez de una caricia fugaz, se transformó en un torrente de pasión contenida. El tiempo pareció detenerse mientras sus labios se fundían, explorándose con una mezcla de necesidad y devoción. Cada roce, cada susurro, era una promesa renovada de amor y entrega. En ese momento, cualquier duda se desvaneció, y lo que había empezado como un simple beso se convirtió en el apasionado inicio de su historia de amor.

¡Queridos lectores, ha llegado la hora de que comience el Percabeth!

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora