Katsuki e Izuku estaban patrullando juntos como pasantes en la prestigiosa agencia de Endeavor. Todo parecía normal en su jornada, aunque claro, en un mundo con Quirks, la normalidad es un concepto relativo.
De repente, un estruendoso ruido resonó a lo lejos, seguido del inconfundible sonido de vidrios rotos y una alarma que rompía la tranquilidad de la tarde. Estaban asaltando una joyería.
Los villanos usaban máscaras para ocultar sus rostros, pero uno de ellos destacaba por una peculiar cola de gato que asomaba por sus pantalones. Sin perder tiempo, Katsuki e Izuku se dirigieron hacia el lugar del crimen con una velocidad impresionante, aunque no lo suficientemente rápida.
Una mujer, aterrorizada, gritó a lo lejos, lo que desconcentró brevemente a los héroes. Aprovechando este momento, el villano con la cola de gato se lanzó sobre ellos. Les arañó a ambos, pero las heridas parecían superficiales y no causaron daño inmediato. Katsuki, con una sonrisa triunfante y llena de determinación, usó sus explosiones para derribar al atacante sin mayor dificultad.
Mientras tanto, Izuku se enfrentaba a los otros dos villanos. Con su látigo negro que se deslizaba de sus manos como agua viscosa, logró neutralizarlos con agilidad y precisión. Una vez que los tres villanos estaban en el suelo, incapacitados, llamaron a la policía para que se encargara de los arrestos.
La situación había sido resuelta con una sorprendente facilidad. Todo fue tan sencillo.
Quizás, demasiado sencillo.
Reanudaron su patrullaje, tratando de retomar la normalidad. Sin embargo, no pudieron ignorar una ligera picazón en los arañazos que habían recibido. Aunque superficiales, los rasguños comenzaban a sentirse extrañamente incómodos.
Después de concluir su jornada, regresaron a los dormitorios de U.A., deseando descansar tras un día agitado. Sin embargo, en lugar de relajarse, comenzaron a notar que algo no estaba bien. El sudor caía por la frente de Izuku; el calor en la habitación se volvía insoportable. Necesitaba agua, quería aire fresco, pero sentía que no podía respirar.
Sentía frío, se asfixiaba.
¿Acaso aquel arañazo era tóxico?
Le picaba y se sentía enfermo, quería vomitar pero tampoco quería alertar a nadie.
Las pecas en su rostro se hacían mucho mas visibles, pues su suave piel estaba tan pálida y blanca como un papel, ojeras de color oscuro estaban bajo sus ojos, su lengua se pegaba a su paladar de lo seca que se encontraba.
Estaba tan mareado.
¿Acaso Katsuki se sentía igual? También le había pasado, también lo habían arañado.
Aquello le preocupó mas que su propia salud. Con cuidado se levantó de su cama y salió de su habitación, se sujetaba de la pared mas cercana para no caer, tomó el elevador hasta el cuarto piso donde se encontraba Katsuki.
Al llegar a los dormitorios, la subida en el elevador casi lo mata. Sus intestinos rugían y no por hambre, querían expulsar todo. Con cuidado y tragándose las ganas de vomitar, Izuku siguió su camino hasta detenerse justo frente a la puerta de Katsuki.
Tocó una vez.
—¿Kacchan? Soy yo. —Dijo con temor. —El rasguño del villano me hace sentir enfermo, quería saber si también te ocurre.
Silencio.
Nada se oía dentro de la habitación, pero los olores estaban ahí. Era raro, sí, Katsuki siempre olía fuerte y muy rico, pero nunca había percibido aquel olor tan intensamente, como si estuviera sobre él.
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Ya me volví furro ||BKDK||
FanfictionTras una patrulla fallida, Katsuki e Izuku son afectados por un Quirk que los transforma en híbridos de animales. Se odian; odian su nueva condición. Sin embargo, los instintos animales son tan poderosos que al percibir el olor del otro, solo desean...