20.-

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Después de terminar esa ronda, comer hasta sentirse llenos y disculparse repetidamente con Mina hasta el cansancio, ambos se retiraron a sus habitaciones respectivas para dormir.

La noche era fría y perfecta para acurrucarse entre las mantas y descansar sin problemas. Sin embargo, para el dúo dinámico siempre había una aventura. Izuku se despertó a mitad de la noche, sintiendo dolor en su cuerpo y tenia asegurado de que no fue el sexo.

Sus orejas ardían, sus dientes, su columna hormigueaba, tenía nauseas y la vista nublada, sentía su cuerpo calentarse y no de aquella manera en que se calentaba estos últimos días.

Vio sus afelpadas patas, el sudor caía por su frente mientras observaba como el bello verdoso oscuro desaparecía en su piel, los gruesos dedos de animal se convertían en delgados dedos huesudos y chuecos de siempre.

Su boca sabía extraño, sus dientes crujían mientras se encogían visiblemente.

Su cola en la parte baja de la espalda se encogía más y más mientras su columna vertebral dolía intensamente y se adaptaba.

Su cuerpo se retorcía de dolor.

El sudor corría por su frente, cuello y espalda; sentía náuseas que amenazaban con hacerlo vomitar en cualquier momento.

Con cuidado, se levantó de la cama, agarrándose a todo lo que podía, y caminó hasta el baño en su habitación. Cayó de rodillas frente al retrete y vomitó violentamente en el agua.

Tosió, sintiendo su garganta quemada y un sabor amargo y desagradable en la boca.

Se levantó con esfuerzo y se acercó al lavamanos. Abrió el grifo y el agua salió de golpe. Rápidamente se inclinó y tomó agua con un gesto brusco, enjuagando su boca y escupiendo después. Levantó la mirada y se observó en el espejo.

Era él mismo de nuevo.

Sus orejas normales estaban a cada lado de su cabeza, su nariz tenía un aspecto común y sus dientes estaban alineados. Las pecas eran visibles en su piel blanca mientras las tocaba con las manos, sonriendo con alivio.

Se giró y notó que su esponjosa cola había desaparecido.

Un leve rubor rosado tiñó su rostro sonriente. Había recuperado su apariencia habitual.

—¡Kacchan también debe haber cambiado! —exclamó en un susurro lleno de entusiasmo.

Se cepilló los dientes a conciencia y enjuagó bien antes de salir del baño y de su habitación. Se dirigió directamente al elevador, ascendiendo hasta el cuarto piso donde se alojaba Katsuki.

Salió de allí con una sonrisa que parecía no desvanecerse por nada.

Caminó hasta la habitación de Katsuki, un leve sonrojo tiñendo sus mejillas mientras su corazón martilleaba de nerviosismo.

—¡Kacchan! —exclamó en un susurro emocionado—. Sé que es medianoche, pero volví a ser yo. Quería saber si también te pasó, ¿estás bien?

Desde dentro, se escuchó un murmullo apenas audible.

—Vete... —fue la respuesta, seguida de un tono más firme—. No quiero verte.

—Kac...

—¡Vete!

Izuku se quedó paralizado, sintiendo que había olvidado algo crucial.

—Lo siento... —murmuró, su sonrisa desvaneciéndose lentamente—. Me iré ahora.

Su corazón latía con fuerza, golpeando su pecho dolorosamente. Sentía un nudo en la garganta, una mezcla de dolor y tristeza que lo hacía querer llorar.

Ya me volví furro ||BKDK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora