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—Gracias, Todoroki-Kun —murmuró Izuku mientras era depositado suavemente en la camilla de la enfermería.

—Creo que Recovery Girl no está, ¿necesitas algo? —preguntó Todoroki, observándolo con sus característicos ojos disparejos, una mezcla de seriedad y preocupación reflejada en ellos.

El tinte rosado en las mejillas de Izuku rápidamente se intensificó hasta convertirse en un rojo puro, extendiéndose incluso hasta sus orejas, que caían armoniosamente por sus hombros.

—Nada en lo que puedas ayudar, Todoroki-Kun —repitió Izuku en un murmullo, intentando sin éxito ocultar su creciente incomodidad. Discretamente, movió una mano para cubrir su entrepierna, esperando que Todoroki no notara su agitación.

Con una mirada confundida pero sin apartar la vista de Izuku, Todoroki se sentó en el borde de la camilla, dejando su lado izquierdo junto al de su amigo. Sin decir una palabra, extendió su mano y comenzó a acariciar los rizos verdes de Izuku con una suavidad sorprendente. El calor de aquella mano contrastaba con el frío ambiente de la enfermería, haciendo que Izuku se sintiera envuelto en una cálida y reconfortante burbuja.

El contacto era tan caluroso y agradable que Izuku sintió cómo se derretía bajo el suave toque de Todoroki. Cada caricia parecía disolver un poco más de su incomodidad, llenándolo de una inesperada sensación de paz y tranquilidad. Sin poder evitarlo, sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente, dejándose llevar por el reconfortante calor de la mano de Todoroki, mientras una leve sonrisa se dibujaba en sus labios.

El sonrojo en el rostro de Izuku no disminuía; de hecho, parecía intensificarse con cada caricia de Todoroki. La mano de su amigo descendió suavemente hasta posarse en su mejilla pecosa, y sin poder evitarlo, Izuku acercó aún más su rostro, frotándose contra la mano cálida de Todoroki.

La presión en su entrepierna era casi insoportable, palpitante y demandante, pero Izuku se negaba a tocarse frente a su amigo. No quería cruzar esa línea.

—To-Todoroki-Kun, te perderás el entrenamiento —murmuró, aunque su voz traicionaba el verdadero estado de su mente. Su rostro seguía frotándose ante el calor reconfortante de la mano de Todoroki, buscando más de esa sensación.

—Pero parece que te gusta que te toque —respondió Todoroki con una voz suave pero firme, sin retirar la mano de la mejilla de Izuku.

Izuku soltó un pequeño gemido ante el comentario y el toque, sintiendo cómo su control se deslizaba poco a poco. Su cola se agitaba nerviosamente, una reacción involuntaria a la mezcla de placer y vergüenza que lo envolvía. Lentamente, sus ojos comenzaron a cerrarse, entregándose al reconfortante calor de la mano de Todoroki.

—Déjame seguir —volvió a hablar Izuku, su voz un susurro cargado de deseo.

—¡¿Seguir qué, infeliz?! —una voz llena de furia interrumpió desde la puerta de la enfermería. Era Katsuki, con los ojos ardiendo de ira y los colmillos a la vista—. ¡Te quiere follar, ¿no?!

—¡Kacchan! —gritó Izuku en respuesta, alejándose rápidamente del caluroso toque de Todoroki, su corazón latiendo a mil por hora.

—¡Te estaba tocando! ¡Te oí gemir, maldición! —Katsuki seguía gritando, su postura lista para la pelea, como si en cualquier momento fuera a lanzarse sobre Todoroki.

Izuku, atrapado entre la incomodidad y la confusión, miró a Todoroki, quien mantenía una expresión serena pero firme, sin retroceder ante la furia de Katsuki.

—No es lo que piensas, Kacchan —intentó explicar Izuku, su voz temblorosa—. Todoroki-Kun solo estaba intentando ayudarme.

—¡¿Ayudarte a qué?! —Katsuki no cedía, su voz resonando en la pequeña enfermería—. ¡A sentirte mejor? ¡Porque eso no es lo que parecía!

Ya me volví furro ||BKDK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora