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Después de tomar un refrescante baño, Izuku se secó cuidadosamente, disfrutando de la sensación de las toallas suaves contra su piel. Una vez seco, se vistió con ropa cómoda y bajó las escaleras en busca de algo para comer. En el camino, se encontró con Uraraka, quien, al verlo en su forma de híbrido de conejo, no pudo evitar tartamudear. Sus mejillas se tiñeron de un suave color rosado mientras le decía lo adorable que se veía.

Una vez abajo, Izuku se encontró con Katsuki en la cocina, quien estaba concentrado en preparar el desayuno. La cocina estaba impecablemente limpia, y un aroma dulce y tentador emanaba de los platos que Katsuki estaba cocinando. Izuku se detuvo un momento, admirando cómo los primeros rayos del sol de la mañana iluminaban la escena.

Sonrió.

—¿Midoriya? — La voz del bicolor resonó, llamando la atención del nombrado. — ¿Planeas un asesinato?

El de cabellos verdosos dejó caer sus orejas a los costados, y sus grandes ojos color esmeralda brillaron con sorpresa mientras sus pestañas parpadeaban rápidamente.

—Haces esa sonrisa malvada que me hace temblar. — Volvió a decir Todoroki, sin cambiar su expresión serena, pero con una chispa de curiosidad en sus ojos.

Izuku, recuperando la compostura, esbozó una sonrisa más cálida y tranquila.

—Tranquilo, Todoroki-kun, nadie saldrá lastimado.

Shoto asintió con la cabeza, aunque su mirada reflejaba una ligera duda. Con una última mirada inquisitiva, se alejó, dejando a Izuku sumido en sus pensamientos.

Vio que había un lugar donde podría esconderse y estar a la altura de la cintura de Katsuki al mismo tiempo.

Un feroz tinte rojo surcó su nariz junto a sus mejillas mientras sonreía y su cola se agitaba.

Lentamente, con todo el cuidado y silencio, caminó descalzo para ganarse bajo y dentro de los gabinetes para ocultarse, sus suaves patas afelpadas amortiguaron el ruido al pisar y moverse.

— Kacchan. — Susurró.

El lobo rubio ceniza quien hacia su desayuno escuchó aquel susurro, supo de inmediato de quien se trataba y su cola se empezó a mover de un lado a otro luego de estar estática por tanto tiempo.

— ¿Por qué susurras imbécil?... Espera- ¿Qué mierda haces ahí escondido?

La ceniza lo miraba fijamente mientras su desayuno pasaba a segundo plano.

Izuku sonrió, hizo un ademán para que este se acercara y poder susurrar a gusto.

— Perdón por lo de hace rato. — Dijo, Katsuki se quedó congelado nuevamente, no esperaba que Izuku se disculpara sabiendo perfectamente que era él quien tenía que hacerlo. — Prometo que esto será sin sentimientos.

El corazón de Katsuki se rompió.

Esperaba cualquier cosa, inclusive un grito, un golpe, algo. Pero jamás que Izuku se rindiera tan fácilmente.

¿Realmente eso no era importante para él?

— ¡Bakugo!

La voz resonó desde fuera, clara y enérgica. Rápidamente, el nombrado se levantó como si hubiera sido sorprendido haciendo algo prohibido y se giró para ver quién lo había llamado.

No fue ninguna sorpresa para él encontrar al dúo que siempre lograba hacerle perder la cabeza, y no precisamente de una manera positiva. Kirishima y Kaminari se acercaban con sus habituales sonrisas llenas de entusiasmo.

— ¿Estás haciendo desayuno? — preguntó Kirishima, con una chispa de diversión en sus ojos.

— ¿Nos haces? — añadió Kaminari, sin poder ocultar su entusiasmo, aunque ambos sabían muy bien cuál sería la respuesta.

Ya me volví furro ||BKDK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora