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— Quiero que esto pare. — Murmuró el rubio mirando el suelo esta vez. — Quiero dejar de sentirme de esta manera.

— Ka-

— Tú me haces sentir de esta manera, duele, Deku.

El contrario dejó de llorar, lágrimas secas cubrían sus mejillas, sus labios aun temblaban mientras su corazón martilleaba con fuerza. Era como si cada palabra de Kacchan se clavara en su pecho, provocando un dolor que no sabía cómo sanar.

— ¿Sabes lo que uno siente al gustarle otra persona, Kacchan? — Preguntó levantando la mirada, observando la pared frente a ellos. Era una pregunta simple, pero cargada de un peso emocional que hacía que el aire en la habitación se volviera denso.

Katsuki quedó en silencio, el ceño fruncido en su rostro se hizo más notorio, pues aquello era lo único que no sabía, nunca le gustó nadie, nunca sintió cariño por nadie.

Al menos eso es lo que él creía.

— Puede sonar cruel, pero la persona que te gusta es como un juguete. — Mencionó. — Tu juguete favorito.

El silencio volvió a reinar antes de volver a hablar.

— Tu juguete favorito siempre está contigo, siempre lo buscas en cualquier lugar con la mirada y sonríes cuando lo encuentras, si alguien más quiere jugar con él, te enojas. — Hablaba mientras con sus dedos trazaba líneas imaginarias en el piso de madera. — Si el juguete se daña, lloras, reintentan dar un reemplazo, pero solo quieres este, a pesar de que con el tiempo te aburres y buscas uno nuevo.

— Deku-

— La persona que te gusta es como ese juguete, pero es aún más complicado cuando es una persona que amas. — Volvió a hablar interrumpiendo al mayor. — Una persona que amas no se compara a alguien que te gusta, amar y gustar es algo totalmente distinto, aunque puede parecer y sentirse de la misma manera.

Sus ojos se levantaron girando hacia el costado encontrándose con rojos que ya lo miraban de regreso, sus hombros cayeron antes de volver a hablar.

— Un juguete que amas lo cuidas e intentas que nadie lo dañe, ni siquiera tú mismo, un juguete que amas no se compara a tu juguete favorito, el favorito lo llevas a todas partes, se ensucia, se lastima, y el que amas está con cuidado esperando tu regreso, y tu esperando regresar para poder jugar sin dañarlo ni ensuciarlo.

Esmeralda y rubí se separaron.

Izuku lamentablemente volvió a levantarse, sus piernas temblaban, se sentía como una muñeca de trapo, se sentía totalmente débil y sin vida.

— Yo soy tu juguete favorito, Kacchan.

Entró por completo a su propio dormitorio cerrando la puerta con seguro, el rubio miraba la puerta como si le hubiera revelado los secretos del universo.

Suspiró levantándose y caminó hacia el ascensor, caminando vio dos matas de cabellos escondidos observando desde unas puertas de distancia.

Ambos al verlo entraron rápidamente a aquel cuarto, chillando de paso. EL rubio gruñó en bajo antes de gritar.

— ¡Cara de tonto, pelo de mierda! — Gritó mientras los nombrados salían del cuarto para poder callarlo y no amontonar a todo el salón en el piso.

— Calma, Bakugo. — Habló Kirishima mientras se ponía frente al rubio eléctrico, mismo quien temblaba de miedo puro al ver a uno de sus amigos tan molesto. — Veníamos a ver a MidoBro, pero te nos adelantaste.

— ¡Te ayudaremos a conquistar ese bombón! — Gritó de entusiasmo el mismo rubio que segundos atrás moría de temor.

— Denki... — Murmuró en bajo Kirishima.

Ya me volví furro ||BKDK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora