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Después de que Katsuki lo echara, fue corriendo lo más rapido que podía a su propia habitación, aun cuando su cuerpo tenía secuelas del dolor que habia experimentado durante el cambio en su cuerpo. Su entrepierna palpitaba con exigencia, necesitaba salir y ser maniobrada con urgencia despues de aquel expectaculo tan... Llamativo.

Llegó rápidamente a su habitación en el segundo piso, cerró la puerta con llave y corrió apresuradamente hacia su baño privado. Con el corazón latiendo a toda velocidad, se plantó frente al espejo y apenas podía creer lo que veía.

Su reflejo le devolvía una imagen completamente transformada: tenía largas orejas de un intenso color verdoso que combinaban perfectamente con su cabello del mismo tono. Su nariz, ahora pequeña y redondeada, parecía sacada de un cuento. Unos prominentes bigotes blancos adornaban su rostro, y sus dientes delanteros habían crecido significativamente, dándole una apariencia casi cómica. A pesar de todos estos cambios, sus pecas, esas pequeñas manchas que siempre habían sido parte de su identidad, permanecían intactas, recordándole quién era realmente.

Pero aquel cambio brusco pasó a segundo plano cuando vio que entre su entrepierna el bulto no había desaparecido, como si el creciente deseo de tocarse a si mismo no desapareciera tras el shock de su nueva forma.

Ver a Katsuki masturbarse frente a él lo había excitado más de lo que él esperaba, liquido seminal aun manchaba su abdomen.

Lo tocó, era espeso y aun se encontraba tibio a comparación de la temperatura al salir del cuerpo de Katsuki.

Con toda su palma afelpada tomó todo el semen posible de su abdomen, donde la curiosidad le ganó el juego.

Olfateó.

Creyó que olería a caramelo quemado, tal como lo hacía siempre Katsuki, pero para su sorpresa, no era así. El aroma que percibió era simple, casi salado, algo completamente inesperado.

Aún estaba tan fresco como era posible y sentía un deseo incontrolable de probarlo

¿Sabría diferente?

Su entrepierna palpitó solo a la imaginación, con desgano se limpió la mano y el resto de Katsuki sobre él, para liberar su pene de su prisión en sus pantalones.

Abrió su cremallera, bajó su ropa interior y su pequeño pene salió a la libertad goteando liquido pre-seminal por la excitación.

Verlo le hacia recordar a Katsuki.

Es tan pequeño a comparación de lo que él tenía, estaba tan gorda y goteando, tan húmeda y sonrojada.

Puso su mano en el largo de su pequeño pene, siseo de éxtasis al sentir su afelpada mano frente a su miembro, se sentía tan suave y tan... Exquisito.

— Kacchan... — Susurró.

Recordó la cara entintada en rojo de aquel rubio ceniza, como le lamia y mordía el cuello con excitación, como subía y bajaba en el largo y ancho de su propio pene.

Como en la base se encontraba pequeños bellos del mismo color que su cabello, como en la punta tan sonrojada y llorosa lloraba por la emoción del momento.

Su mano empezó a maniobrar, su mano afelpada subía y bajaba con rapidez, sus ojos se entrecerraron, su imaginación aun estaba un Katsuki casi desnudo sobre él.

Aquel beso desordenado y lleno de dientes lo había dejado sin aliento, una mezcla de caos y pasión que aún resonaba en su mente.

Suspiró.

Suspiros temblorosos y llenos de éxtasis inundaron el baño, rebotando en las frías paredes y devolviéndole su propio eco. Cada sonido amplificaba la intensidad de sus emociones, creando un ambiente cargado de deseo y confusión.

Ya me volví furro ||BKDK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora