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Izuku salió del vestidor apresuradamente, dejando a Katsuki solo. Apenas se encontraba afuera, se topó con Mina, quien le sonreía de manera juguetona.

— ¿Sabes? No quiero ser entrometida, Mido-Mido —dijo con picardía, arqueando una ceja—. Pero, ¿acaso hay gemidos ahí dentro?

Izuku se detuvo en seco, sus ojos se abrieron desmesuradamente y su rostro se tiñó de un rojo intenso. Sus manos comenzaron a temblar y su corazón latía con fuerza desbocada.

—Oí cómo rogabas por más y gritabas —murmuró Mina, esbozando una sonrisa—. No quiero interrumpir y espero que terminen.

— Mi-Mina, tú...

Mina rio entre los dientes, sus hombros se relajaron y puso una mano sobre su pecho antes de volver a hablar, disfrutando visiblemente de la situación.

—Te guardaré el secreto, Mido-Mido. Pero a cambio dime. —Se acercó a su rostro mientras miraba a todas direcciones, asegurándose de que nadie más pudiera escuchar. — ¿Son novios o solo amigos que follan?

Los hombros de Izuku cayeron junto a sus orejas, y su cola dejó de moverse mientras su vista bajaba hacia sus zapatillas rojas

— Nos gustamos, pero... — Empezó a parpadear rápidamente, tratando de ahuyentar aquellas lágrimas que amenazaban con salir. —Temo que solo me ame por mi olor. Ser un animal aumentó nuestros instintos, y no sé si

— ¿Crees que cuando el efecto acaba, también lo hará su amor? — Preguntó con cuidado a la mujer, acariciando los rizos verdes en la cabeza de Izuku. — ¿Piensas que tus sentimientos son solo una respuesta temporal a tu co

Izuku respiró profundamente, tratando de calmar la tormenta de emociones que se arremolinaban en su interior. La duda y el miedo se reflejaban en sus ojos, mientras la mujer esperaba pacientemente su respuesta, él asintió mientras pequeños fragmentos de lágrimas se incrustaban en sus pestañas.

La mujer sonrió con tristeza y lo abrazó con cariño.

—Vamos, lindura, Aizawa te espera. — Murmuró mientras se despegaba de aquel cálido abrazo y lo tomó de las patas afelpadas, guiándolo hacia su profesor.

La caminata fue silenciosa pero reconfortante. Mina lo hacía sentir protegido y querido como un hermano.

— Si cuando el Quirk se acaba, él se aleja, puedes venir a mí. — Le habló suavemente, sus palabras llenas de promesa y determinación. — Hacemos un amarre que ni con mil maldiciones se separará.

Izuku se sintió un poco más aliviado al escuchar las palabras de Mina. Su apoyo incondicional le daba fuerzas para enfrentar cualquier desafío que pudiera venir. Al llegar a donde estaba Aizawa, Mina le dio una última sonrisa de ánimo antes de soltar sus patas.

— Recuerda, Izuku, pasa lo que pase, no estás solo. — Añadió, dándole un suave apretón en el hombro antes de alejarse.

Un guiño y una sonrisa de su parte lo hizo sonreír, desde lejos vio como todo el resto de la clase empezaba aquel nuevo juego junto a sus Quirk mientras Aizawa lo miraba directamente desde unos metros lejos del resto.

Mina se despidió con una sonrisa mientras volvía al juego con el resto de sus compañeros. Izuku, por su parte, se dirige hacia un Aizawa visiblemente malhumorado.

La sonrisa de Izuku vaciló hasta desvanecerse por completo cuando el profesor suspiró.

— ¿Sabías que esta escuela tiene cámaras en lugares indetectables en caso de una infiltración? — Habló con cansancio, su tono era severo pero contenido.

Ya me volví furro ||BKDK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora