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—Acabo de dormir a mamá —JiMin avisa murmurante en lo que cierra las puertas que dan entrada al castillo en ruinas—, no va a despertar hasta que todo esto acabe.
—¿El dónde la dejaste? —quiere saber JungKook, que, para darle ánimos, le regala una sonrisa comprensiva.
—En... el cuarto de los olvidados —responde mirando a YoonGi, debido a lo que significa aquel cuarto—. Ahí nadie la va a encontrar, por si algo sale mal.
—¿Qué podría salir mal, hermano? Tú mismo lo dijiste allá adentro; son humanos, y los humanos son débiles. Vas a poder con ellos. —JungKook intenta alentarlo, incluso ríe—. Además..., yo no dejaré que nada te pase, hermano mayor.
JiMin asiente, pero no se ve muy convencido ni alentado de continuar con algo que todavía no llega. Tiene una expresión apagada que no puede disimular. Se abraza a sí mismo mientras siente cómo el viento fuerte de la noche lo golpea, moviendo con salvajeza su cabello de un lado al otro.
Dirige la mirada hacia el cielo oscuro cubierto por centenares de estrellas, sus muchos cuerpos celestes y elementos de los cosmos. Hoy hay luna llena y se ve tan hermosa. ¿Es hermosa porque no ha sido tocada por las destructivas manos humanas?
YoonGi se ubica a su lado en silencio, le toma la mano y la cubre del intermitente frío. A pesar de que la mano de YoonGi es naturalmente fría, esta vez JiMin tiene la sensación de que le brinda calor, como si estuviese cerca de una fogata. JungKook también se ubica a su lado, del lado contrario a YoonGi. JungKook toma su otra mano y, como YoonGi, le brinda calor corporal.
—Trataré de hablar con ellos y hacerlos entrar en razón —le comenta a sus chicos, con sus ojos inundados de lágrimas que no quiere derramar—. Tal vez si...
—Sí, mi padrre también intentó hablarr con ellos porrque fue parrte de su gente y, adivina qué, ahorra se está quemando bajo las llamas del infierrno —YoonGi lo interrumpe para expresarse—. JiMin, los humanos no se definen porr evitarr guerras hablando. La única forrma de terrminarr una guerra contrra ellos, es siendo parrte de ella.
—Aunque me pese admitirlo, él tiene razón, hermano. —JungKook comparte opinión con el vampiro—. La única forma de terminar con esto es siendo parte de ello.
JiMin baja la cabeza y finalmente, las lágrimas que mantuvo retenidas hasta que sus ojos ardieron, se están derramando una por una. Fluyen de sus ojos como el agua fluye de una cascada. JiMin coincide con la opinión de sus chicos, pero ¿por qué no se siente exactamente bien?
Él es un hombre de principios y valores. La violencia física, verbal y psicológica va en contra de sus principios y valores. Desearía poder crear un hechizo para evitar esta absurda enemistad entre los humanos y aquellos a los que los propios humanos tachan como fenómenos enviados del infierno. Pero no sabe cómo lograrlo, se teme.
