28.

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 —Mira, te trajimos esto, Bi. —Su hermano menor le dio en las manos unas gominolas que Bill miró con seriedad posterior a agradecer con una sonrisa. Estaban en la gasolinera, listos para cargar e irse de la ciudad al fin.

Había una tristeza en su cuerpo que le impedía incluso pensar con regularidad. Estaba feliz de huir pero no sabía cómo dejar el pueblo en el que nació. Sus pensamientos retumbaban en su mente como el motor del coche. Desde el momento en que habían decidido dejar la ciudad, un nudo en el pecho lo había acompañado, creciendo con cada kilómetro que lo alejaba de aquí.

Habían pasado semanas desde que todo se había ido en picada. De un segundo a otro había perdido a sus amigos, su carrera, su familia y su pareja. Había descubierto lo poco valiosa que había terminado por ser su opinión y las pocas ganas que tenía de seguir en un lugar donde ni siquiera él mismo se veía de pie. Las cosas no habían resultado como las pensó la primera vez, y ahora se miraba el reflejo con intenciones de dejar de hacerlo. Ya era muy tarde para cambiar; era muy tarde para remediar.

—Ya pon otra cara, la vida va a ponerse mejor. Ya no vas a tener que ver a nadie de esa gente... —Habló Guillem antes de que su padre arrancara. Su padre que, por el retrovisor, miró a su hijo de en medio y sintió en el pecho un ardor de confusión. Sabía que aún dentro de su cabeza, la sensación de dejar un pueblo que al principio le había respetado por ser diferente, era algo difícil y que dolía. Bill nunca había sabido lidiar con emociones tan fuertes.

—Deja que tu hermano pase por este duelo a su manera. Nunca es fácil dejar la vida que uno tenía. —Guillem asintió, bebiendo un poco de su zumo antes de hablar, alargando el brazo para alcanzar la rodilla huesuda de su hermano.

—Pues yo estoy emocionado de conocer gente nueva.

—¡Yo también! —Fue el menor de los tres. Bill miró como la mano de Guillem se alejaba, y suspiró.

"Yo sólo quiero morirme" pensó, recargando la cabeza en el asiento, mirando hacia afuera. El cuerpo cansado y el latido de su corazón lento. Apretaba en la mano su móvil, deseando sentir la vibración que anunciaba una notificación nueva. Quería que hubiese sólo una razón para elegir quedarse; saltar por la ventana y volver corriendo. Pero ningún mensaje había obtenido respuesta. Habían sido sus últimos intentos por hacer de su partida algo no realizable; si tenía a sus mismos amigos aquí, no habría razón de mudarse. Quería volver a salir de fiesta con ellos y regresar borrachos a casa. Quería volver a buscarlos cuando las clases terminaban. Quería que las cosas no se hubieran movido tan naturalmente para haber conocido a Tom.

Desbloqueó, tras ansia fuerte, el móvil, y miró, releyendo sus propias palabras suplicantes de una respuesta que aún no había llegado:

"Sé que fallé. Como amigo, como compañero, como humano. Sé que cometí errores, y nunca he deseado más poder regresar el tiempo y hacer las cosas bien.

Estoy muy solo, y todos los días recuerdo esas noches en mi casa. Platicando hasta la mañana, haciéndonos compañía. Recuerdo cómo me levantaban el ánimo cada vez que estaba mal y cada vez que me perdía en mí mismo. Siempre estuvieron a mi lado y creo que yo tuve que haber pagado con la misma moneda. No lo hice, y lo siento.

Siento haber demostrado que era igual que Tom. Siento haber hecho tanto daño sin detenerme a pensar en nadie. Los lastimé a los tres y me arrepentiré el resto de mi vida.

Sólo quiero que me perdonen. No voy a volver a la ciudad, pero quisiera que su último mensaje me disculpe de todo lo que hice. Por favor."

Sintió vergüenza de sí mismo. Había mandado ese mensaje hace casi tres días, y sólo marcaba que todos lo habían recibido. Le daba rabia saber que todo esto había pasado por las decisiones que él mismo había tomado. Se culpaba cada vez de haber hecho tanto daño sin pensar en nadie más que en él. Era doloroso saber que su propio cuerpo estaba sufriendo las consecuencias; que su propia familia hubiera salido afectada tras tantas súplicas de que no echara a perder su vida con Tom.

SAUDADE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora