el ultimo viaje al oasis

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Las libelulas revolotean, indicando que los vientos se acercan, un reguste de humedad en el aire le indica a esta hembra vieja de Plateosaurus que el agua esta cerca,  su vida depende de ello. Los de su clase normalmente viajan en grupo para proteger a las crias, pero una adulta de Plateosaurus totalmente desarrollada mide 11 metros, casi tan largo como un Tyrannosaurus, no le teme a nada, ya al comienzo de su historia, los sauropodomorfos empezaron como fuerzas indomitas de la naturalezaz, pero hasta estos titanes deben hidratarse, al separarse de su grupo, se desvio bastantes kilometros del trayecto original, un recorrido ancestral determinado por la necesidad de caminar la menor distancia en el menor tiempo posible.

Esa pequeña maniobrita le ha tomado 3 semanas mas de las que debería, sumado a eso, su edad hace que se desplaze aún mas lentamente, sus fuerzas se escapan de su debil cuerpo con cada paso bajo el ardiente sol del Triásico pero la promesa de agua en su memoria es el impulso suficiente para continuar el arduo trayecto hasta el oasis.
La noche es una pausa reconfortante, la frialdad de las tinieblas se ve compensada con la enorme masa del saurisquio que genera su propio calor interno, como si fueran un pequeño planeta, con todos los parasitos externos e internos y sus respectivos depredadores no estaria muy lejos de la realidad, llega un momento donde su cansancio puede mas y decide descansar, recostandose en la tibia arena pedregosa, como si de un sauna se tratase, el desierto libera el calor retenido durante el dia lentamente, relajando los agarrotados musculos de la anciana, este alivio dura poco y la arena no tarda en estar a la misma temperatura que el aire.

A la mañana siguiente retoma el viaje, fastidiada por el acoso de los insectos voladores inicia el dia de mala gana, hasta que su nariz capta algo mas que humedad, rocio, una fuente de agua estaba cerca, tras un par de horas despues del mediodia finalmente llega hasta el oasis y al fondo en el horizonte, el frondoso bosque que se nutre de la generosidad de las lluvias pasadas.
Se acerca al diminuto abrevadero, el cumulo de huellas de plateosaurus da buena pista sobre el estado actual del charco.

Se recuesta, procurando la mayor comodidad para su primer sorbo en mucho tiempo, mete la cabeza en el agua y la levanta para que el agua ingrese a su esofago por la gravedad, sin una manada, puede darse el lujo de beber cuanto quiera hasta el hart...

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Se recuesta, procurando la mayor comodidad para su primer sorbo en mucho tiempo, mete la cabeza en el agua y la levanta para que el agua ingrese a su esofago por la gravedad, sin una manada, puede darse el lujo de beber cuanto quiera hasta el hartasgo, una vez saciada su enorme sed, se aparta del elixir que hizo posible la vida mientras sus parpados caen, anunciando que su historia ha llegado a su pacífico final.

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