Mientras otros se van, nosotros permaneceremos

4 2 0
                                    

Costa de Perú, hace 33 millones de años

Otro dia, otro viaje de pesca que hacer, esa es la rutina diaria de Ema, un Inkayacu paracasensis —Incagüinos como les digo yo—  metro y medio de ave marina no voladora que pueblan estas playas rocosas.

En el cielo, gigantescas aves patrullan el mar buscando presas, tanto peces como pingüinos mientras en el mar, primitivos basilosauridos como el Cynthiacethus no perdían de vista a sus primos menores. La imagen de una playa como un lugar lleno de vida contrastaba mucho con lo que sucedía tierra adentro, desde el comienzo del Eoceno, el mundo habia retornado a un efecto invernadero desbocado, con tanto calor que las selvas crecían hasta en latitudes polares.

Pero este mundo paradisiaco esta llegando a su fin, la separación de la Antartida y enormes proliferaciones de helechos Azolla están provocando un cambio en los patrones climaticos, con una nueva corriente marina jugueteando con el termostato ambiental mientras billones de lentejas de agua chupan Co2 como si no hubiese un mañana, las selvas de todo el mundo están colapsando. El planeta esta entrando al Oligoceno, a partir de este momento comenzará el reinado del pasto y la creación de los biomas mas productivos sobre la Tierra, de momento eso no le preocupa a Ema que esta ocupado en atrapar peces con su enorme y largo pico, una caracteristica que todos los pingüinos primordiales portaban con orgullo.

Aunque adaptado al clima calido, el enfriamiento del mar no significa que las cosas le vayan mal, aguas mas frias y rebosantes de oxígeno son un catalizador para la abundancia de peces, la comida salta de las profundidades, solo hay que atraparla.

A diferencia de sus parientes, la especie de Ema no pesca en aguas profundas, se mantiene en las aguas cercanas a la costa, robandole a veces a pingüinos mas pequeños y a veces siendo el atracado. Faltan media era cenozoica para el surgimiento de la ley, por lo que todo es legal.

Este sabroso botín, sin embargo no es para el, es para su pareja quien se ha quedado en tierra cuidando a su retoño en gestación. La costa esta atiborrada de aves, algunas de su misma especie, el resto solo son parientes lejanos, visitados de vez en cuando por pelicanos, cormoranes o albatros, sus primos que no dejaron de volar. Para un ser humano, la colonia es un mar de caras identicas, pero para Ema cada ave es perfectamente reconocible una de otra, reconoce el llamado de su pareja a distancia, aunque el griterio de fondo hace muy dificil concentrarse.

Tras un par de horas, con el sol cayendo en el horizonte, localiza su nido entre una marisma, en la periferia de la congregación, aca vienen parejas y machos solitarios que no lograron ocupar un lugar en el centro y se ven forzados a vivir aqui, lejos de la masiva protección comunal, se respira un aire de nerviosismo mas intenso...y de guano aviar.

Todo vale la pena cuando lo ve entre las rocas, un pequeño nido construido con hojas y algas, un aditamento que con la putrefacción generará calor extra para el polluelo en desarrollo. La pareja se reencuentra y con un repiqueteo se saludan a lo que tambien proceden a acicalarse, su conyuge menea la cabeza y le muerde la cola para asi transferirle el aceite de su glandula sebácea, el mutúo mantenimiento del plumaje es una forma de reforzar su relación.

Una vez terminan de impermeabilizarse, Ema le transfiere la pesca del dia que ha retenido en su buche, el equivalente a que el otro cocine. En cuestión de segundos engullece el pescado, ambos menean la cabeza y se hacen reverencias. Una cosa curiosa es que muchas parejas jovenes hacen muchas exhibiciones caminando de forma esbelta, un comportamiento mas acorde al desplazarse en el territorio de otras parejas, al pasar la prueba del tiempo, los jovenes maduran y no solo se toleran, se respetan y tal demostración deja de ser necesaria, Benja y Ema llevan mas de 10 temporadas juntos y no parece que se vayan a separar pronto, todos los años recorren la playa con su propio cortejo particular, sondeando nidos abandonados para buscar huevos sin padres, al principio los robaban pero aprendieron a encontrar nidos dejados atras por padres que no volvieron mas.

Su pequeño accionar ayudo a que por lo menos 5 polluelos pudieran llegar a termino a lo largo de su vida, contribuyendo al crecimiento de la colonia. Ese comportamiento extrañamente altruista, los llevaría a poder colonizar todo tipo de costas a lo largo del hemisferio. El clima cambio y la especie de Ema eventualmente encontraría su final, pero sus descendientes continuarian existiendo y perseverando en los lugares mas reconditos del planeta, donde nadie mas  pudo, ellos se quedaron.

 El clima cambio y la especie de Ema eventualmente encontraría su final, pero sus descendientes continuarian existiendo y perseverando en los lugares mas reconditos del planeta, donde nadie mas  pudo, ellos se quedaron

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Relatos del FanerozoicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora