Capítulo 24.

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She Used to be  Mine - Sara Bareilles

Nerea

Ellis me había citado en un restaurante al que íbamos cuando era nuestro aniversario. Desde el divorcio no había pisado este lugar. Anoche, ya muy de madrugada, me había llamado por teléfono, por lo que supuse que era una llamada de la que no quería que nadie se enterara. Dijo que quería decirme algo importante y que no podía esperar.

Me estaba poniendo un poco nerviosa, porque yo también tenía que decirle sobre esa conversación que habíamos tenido Paul y yo mientras estábamos en la cabaña. Así que, aquí estaba... un jueves por la tarde después del trabajo, en esa mesa que siempre reservaba para una noche especial.

Llegué temprano al restaurante, pero Ellis ya estaba esperándome. Llevaba una camisa de botones blanca y unos jeans azules. Tenía su cabello un poco arreglado y olía al perfume que reconocería en cualquier parte. Al verme me sonrió y señaló la silla para que me sentara, se acercó para poderla mover para mí y cuando ocupé mi lugar, él se sentó frente a mí aún sonriendo.

—Estás diferente —él mordió sus labios y asintió—. ¿Tuviste un buen día?

—El mejor.

—¿Ah sí? —pregunté, pero él alzó una mano para detener mis preguntas.

Un mesero se acercó a nosotros para tomar nuestra orden, Ellis pidió las cosas que más me gustaban y para él lo que comía regularmente. Lucía justo como hace un par de años en nuestro último aniversario: contento, encantador y risueño. Recargué mi cara sobre mi mano y una vez que el mesero se fue le alcé las cejas.

—¿Te separaste al fin o algo así? —Ellis puso los ojos en blanco y reí—. Lo siento, es solo que te ves muy contento.

—Tengo dos noticias qué darte...

—¿Ambas son buenas?

—De acuerdo, tal vez sean tres cosas las que te tengo que decir, pero no sé qué tan bueno lo percibas tú. Quisiera esperar a que llegue al menos la cerveza para que puedas escupirla en cuanto te lo diga.

—Siempre puedo escupirte aunque no esté bebiendo nada, Ellis —se rio y la curiosidad comenzó a instalarse en mi estómago—. Ya dímelo... ¿Qué pasa?

—¿Has escuchado sobre el proyecto del Puente Castelán? —alcé la mirada al techo del lugar, creo que había escuchado a Adam mencionarlo alguna vez.

—Creo que sí... es un proyecto muy ambicioso... ¿no es el que podría ser el puente más largo del continente?

—¡Ese! —arqueé una ceja—. Me llamaron para una entrevista, quieren que les ayude a hacer el diseño de las estructuras que estarán ancladas en el mar.

—¿No está diseñado ya? —pregunté y él asintió.

—¡Lo está, pero quieren que les ayude porque surgieron algunos problemas en una de las pruebas de resistencia! Escucharon de mí y quieren que vaya. 

—¡Wow! —dije con genuina emoción—. ¡Felicidades!

—¡¿Verdad que sí?! —dijo apretando los puños y levantándolos—. ¡Podré participar en el Puente Castelán y trabajaré para los grandes!

Sonreí, Ellis estaba tan contento que creí que lloraría en cualquier momento. Pasé mi mano sobre la mesa y tomé la de él. 

—Has trabajado duro para que esto suceda, me siento muy orgullosa de ti.

—¡Gracias! —dijo haciendo un pequeño baile sobre su silla. 

El mesero regresó, trajo nuestro pedido y comimos con tranquilidad mientras hablábamos de cómo lo habían contactado. Cómo le habían dado la noticia y cómo sería el proceso de contratación.

El Corazón de NereaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora