Capítulo 27.

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Hate You – Jung Kook

*Paul.*

Observaba en mi teléfono las fotografías que tenía con Nerea, las últimas que nos tomamos fueron el día de mi cumpleaños. Ella estaba sentada en la cama de la cabaña, llevaba su sombrero vaquero y mi camiseta de Charizard. Ella sonreía tanto que casi podía ver todos sus dientes. Sus mejillas se habían sonrojado debido a que le había dado una mordida en su pierna antes de tomarle la fotografía.

En la que seguía, estaba ella preparando un omelet, llevaba el cabello revuelto, una mueca disgustada y no me hablaba. Se había molestado porque en el comedor general una chica me había dado su número telefónico. Me tomó dos segundos deshacerme del papel que la chica me había dado, pero treinta minutos contentarla.

En la siguiente Nerea estaba sentada sobre mi abdomen, veía hacia la ventana porque uno de los patos que andaban libres en la hacienda había decidido venir a nadar a la piscina. Se veía fascinada con el momento.

Mi favorita, mi último fondo de pantalla... era esa fotografía que habíamos tomado debajo de las sábanas, nos estábamos dando un beso, su nariz estaba frente a la mía y sus pestañas se veían tan largas que imaginé lo maravilloso que sería dibujar ese perfil perfecto que tenía. Me enamoré tanto de ella viéndola en esa fotografía que pensé hasta en tatuarme su rostro cerca de mi pecho. Estaba loco, lo sabía. 

¿Cómo puedes estar tan enamorado de alguien que un te amo ya no es suficiente?

Avancé a la siguiente, ella estaba en la camioneta de Adam, se había quedado dormida en el camino. En un semáforo cerca de llegar a casa la tomé. A pesar de estar inconsciente, en una mala posición, con el cabello revuelto y el cansancio de un viaje de tres días... ella se veía como la mujer más hermosa que había visto en mi vida, y estaba segurísimo que podría quedarme con ella la vida entera.

Sin embargo, ahora estaba en una ciudad lejana, muy lejos de donde debería de estar. Estaba cambiando toda mi agenda de trabajo y haciendo movimientos en mis cuentas bancarias para poder continuar pagando la estancia del ex esposo de mi novia en este hospital. Por supuesto, que la situación me molestaba. Por supuesto que me sentía incómodo con esto, pero si tenía la posibilidad de hacerlo... y no lo hacía ¿en qué me convertiría?

Sentado en una silla incómoda, escuchando el latido del corazón de Ellis, me pregunté si de verdad valía la pena todo esto. Me preguntaba qué tan grande era el corazón de Nerea como para sacrificar hasta su último centavo para poder salvar a ese hombre que no solo la había engañado una vez, sino que la había hecho dudar sobre el valor de su vida.

Recuerdo esa noche, el día de la exhibición. El día en que nuestros caminos se cruzaron otra vez. Teníamos varios vasos de whiskey en la sangre y ella estaba sentada en ese lugar de mi sillón que tanto le gustaba. Veía la figura del samurái X y no sonreía.



¿Alguna vez te ha dolido tanto el corazón que has querido arrancártelo? —me preguntó, no respondí, pero decidí poner mucha atención a lo que diría—. Una noche en la finca de mis padres, me sentía tan agotada, tan triste y tan sola... Sentía que todo lo que tenía dentro del pecho se hubiera quemado por completo. Pareciera que estaba muerto. Todo se había reducido a cenizas. Me sentía como un saco de huesos sin vida —tragó saliva—. Me sentía tan perdida que me pregunté por qué seguía aquí... fingiendo tener vida._

No respondí de inmediato, pero ella solo tomó un trago más de su vaso y lágrimas comenzaron a correr.

Tomé la escopeta de mi padre, fui al granero y pensé en acabar con todo de una vez —Apreté los puños y ella sonrió—. Entonces recordé que había un bebé pequeño en mi habitación, esperando que mamá fuera a abrazarlo. Dejé la escopeta y me prometí no volver a esto jamás. Nunca permitir que ninguna otra persona fuera mucho más importante que yo...

El Corazón de NereaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora