Sevilla, 2013
Era una lluviosa mañana de julio, Ivana cumplía dos meses estando encerrada en ese cuarto de mal a muerte rodeada de otras niñas y mujeres, el dolor que sentía después de"atender" a los clientes le neutralizaban las lágrimas, era pequeña todavía, no llevaba ni dos años con la regla y ya había pasado por una cantidad alta de hombres, hombres que no se detenían al saber que tenía todavía doce años, ya no sentía nada cuando llegaba la madrota Zulama a arreglarla con un top brillante, una mini falda transparente y unas zapatillas de plataforma incómodas para una niña de su edad, odiaba el maquillaje que le ponían, la hacían ver más grande de lo que era, sus ojos ya ni siquiera tenían brillo, ese labial carmesí que dejaba manchas en la sábana era horrible, pero no podía hacer nada, era eso o salir en una bolsa de basura, aunque, a estas alturas, morir era su única salvación.
"—¡Zulama! ¡Date prisa!—" Gritó furioso Derek Cananseco, un hombre de cuarenta y cinco años de edad, caminó hacia dónde estaban, quitando con fuerza a Zulama. "—Es perfecta así.—" Dijo orgulloso. "—Buen trabajo.—" Le dio un beso en los labios a la mujer." —Hoy llega mi hijo Andrew, le he estado enseñando el negocio familiar en estos últimos meses, pero sigue siendo un mocoso universitario que solo quiere alcohol y drogarse en lugares de mala muerte.—" Despeinó un poco a Ivana. "—Te ves mejor así, más rebelde y encantadora."
"—Gracias...—" Respondió la menor con timidez.
Derek la levantó y la escoltó hasta una limosina, era la primera vez que ella veía un vehículo tan grande, ambos se subieron y viajaron en silencio hasta llegar a la mansión Cananseco, únicamente las prostitutas más importantes podían estar ahí, a pesar de todo lo que había vivido para su corta edad, Ivana no pudo evitar sorprenderse ante la imponente mansión, mármol blanco, con gigantes ventanales de cristal, una alberca grande, varios vehículos estacionados y árboles recortados en cuadrados, entraron, encontrándose con un sin fin de decoraciones extravagantes, sofás de terciopelo, una ama de llaves guió a Ivana hasta una habitación, viendo como salía una rubia de ojos avellana, llevaba un lindo vestido celeste, peinada con una trenza, vió a Ivana con curiosidad, acercándose un poco a ella, dándole una gentil sonrisa.
"—Señorita Ámbar.—" Dijo la mujer interponiéndose entre ambas niñas. "—Usted no puede entablar conversación con esta mugrosa.—" Dijo, haciendo que Ivana recordara que ya no era una niña, rápidamente la metió a la habitación, era enorme también, había una cama en el centro, un escritorio, una mesa de artes, telescopios, un baño privado y muchos libros. "—Usted esperará aquí al joven Andrew Cananseco."
"—O-ok...—" Dijo cabizbaja, la ama de llaves cerró la puerta con llave, mientras ella se quedaba en el piso, aguantando las ganas de llorar, escuchar la puerta abrirse era el peor sonido que podía escuchar...
Ahí frente a ella estaba él, un joven de veintidós años que llevaba una camisa color índigo, el cabello alborotado, sus ojos marrones vieron a Ivana, acercándose a ella como un jaguar viendo a su presa.
Ya no tenía escapatoria y quizás nunca la tenga.
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Sevilla, 2024
*Horas antes del accidente*
El camerino estaba lleno de modelos, Marina estaba terminando de ponerse el perfume, tenía unos vaqueros decolorados, un top celeste y unas botas de tacón bajo, se acomodó el cabello finamente peinado con varias extensiones, de la nada, una joven rubia de ojos marrones entra sin avisar, las chicas la observaron de arriba a abajo, la misteriosa mujer llevaba un elegante vestido negro brillante, escaneó con cuidado a las mujeres y tomó su reloj.
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Entre la Sombra de la Libertad ©
Teen FictionLa muerte del jefe que controla los grupos criminales más grandes de la ciudad de Sevilla abrió la convocatoria para que múltiples personas decidan tomar el puesto, empezando una caza que fragmenta a la distopica ciudad, entre ellos surge Ramón Leza...