POV RAMÓN
El frío de enero me daba alergia, pero era mejor que el calor, así podía tomar chocolate caliente mientras como bocadillos tibios con mis amigos... Me quedé viendo una melena femenina negra que no reconocía a simple vista.
-¿Marina?
-Oh.- Cerró el libro que estaba en la sala de estar que hablaba de mi padre. -Buenas noches, perdón, Ivana me dejó aquí, fue a un bar junto a su escuadrón, tienen sospechas de que es una de las bases de la familia Cananseco para prostituir menores.
-Si, eso me dijo, pero no me avisó que te quedarías aquí, no tengo algo para cenar.
-Tranquilo, no pasa nada.- Sonrió, haciendo que yo le regresara el gesto, mi corazón empezó a latir con fuerza mientras la miraba como baboso. -Aunque, si tengo un poco de hambre.- Confesó revisando su bolsa. -Iré a comprar algo.- Se levantó pero la detuvo.
-Lo siento, no puedes ir sola.
-Oh, pero solo iré a comprar pizza a la plaza que está a dos cuadras.
-Fuiste secuestrada hace un par de días, Ivana estaba enloquecida por no encontrarte, si desapareces bajo mi cargo, ella es capaz de matarme, yo iré contigo, quieras o no.
-Oh, de acuerdo.- Volvió a sonreír, mierda, ella es realmente sexy cuando sonríe.
-Ten.- Le di mi chaqueta, si a Marina le da un resfriado, estoy seguro de que Ivana me daría un disparo en la cabeza sin siquiera pensarlo.
-¿A dónde llevas a Marina?
-Osmar, pensé que estabas con Ivana... Espera, ¿Por qué no estás con Ivana? ¿Y si algo le pasa?
-No te preocupes Mar, tuve otras actividades que hacer, ella está con el grupo de Hashed y el grupo de Dylan, ahora, ¿Pueden responder mi pregunta?
-Iremos a comer pizza.- Contestó Marina con energía, quiero regresar el día en el que me reúno con Ivana para decirle que no voy a aceptar al franchute. -¿Quieres ir?- Ay por favor, ¿En serio tiene que venir este sujeto? Por favor que diga que no... Por favor que diga que no...
-De acuerdo.- Odio a este franchute... En serio lo odio... -Tengo que cuidarte yo también, no quiero que Ivana me corte los huevos.
-Ella no sería capaz de hacer eso...- Se quedó pensativa durante unos segundos. -Sí, tienes razón, mejor no te arriesgues.- En definitiva, Ivana es alguien muy especial, y no de una buena manera.
Fuimos a la camioneta y avanzamos un par de cuadras, Marina bajó con elegancia de la camioneta, supongo que es un buen momento para ganarme su confianza y hacer que Ivana no se sienta tan presionada en dejarla en la mansión de Susanne Cowell, eres un genio Ramón.
-¿Qué se te antoja?- Pregunté.
-Una pizza margarita, por favor.- Pidió con dulzura, joder, ella es muy linda. -Yo lo ordeno.- Fue al mostrador para esperar su turno, mientras el francés y yo nos sentamos en una mesa cerca del mostrador.
-¿Cómo sigue Ivana de los golpes?
-Mejor, hoy pudo mover los brazos, y según el doctor, ya no tiene rastro de vidrios, yo también estoy bien, gracias por preguntar.- Es medio insolente, me dan ganas de dispararle en la sien mientras la gente se burla de él.
-Oye, apenas iba a preguntar por tí.
-Si claro.- Sonrió. -Lo digo jugando, así hago con Ivana, me gusta hacerla enojar, es linda cuando se enoja.
-Ya veo, entonces Ivana y tú...- Le hago una seña juguetona, se puso rojo como la sangre de mis enemigos, se ve que no tiene anemia.
-N-no, la señorita Ivana está con la señorita Marina.- Señaló a la joven que estaba ordenando en un perfecto italiano. -Ellas son muy felices, yo solo, soy feliz porque ella lo es.
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Entre la Sombra de la Libertad ©
Novela JuvenilLa muerte del jefe que controla los grupos criminales más grandes de la ciudad de Sevilla abrió la convocatoria para que múltiples personas decidan tomar el puesto, empezando una caza que fragmenta a la distopica ciudad, entre ellos surge Ramón Leza...