POV RAMÓN:
Me duele la cabeza... Veo borroso... ¿Dónde estoy? No veo más que una habitación fría, sin ruido, sin alguna gota de luz, maldita sea, ¿Qué me pasó?
—¿Hola? —Me levanté del piso, no sé con exactitud cuanto tiempo llevo aquí adentro, solo había una puerta metálica, obviamente no pude abrirla. —No tengo nada. —Revisé mi pantalón, sin mi cartera, sin celular, parece que estoy solo en el lugar... Un segundo... Oigo pasos... Pegué mi oreja a la puerta... Una leve voz masculina fue lo que escuché, están hablando lo que parece ser Catalán.
— Ja vas revisar si va despertar? (¿Ya revisaste si despertó?) —Le preguntó a otra persona, esa voz me suena muy conocida.
— No, hauries d'anar tu, encara no estic llest per conèixer-lo. (No, deberias ir tú, todavía no estoy listo para conocerlo) —¿Conocerme? ¿Quién me quiere conocer en esta horrible situación? Si tan solo tuviera energía suficiente para agarrarlos a golpes a todos ellos...
—Ramón Lezama... —Dijo mi nombre, un hombre musculoso de piel morena abrió la puerta, no podía sentirme intimidado, no era la primera vez que me mandaban al más mamado para tener un enfrentamiento.
—¿Quién eres? —Retrocedí manteniendo mi distancia, que no me intimidara no quiere decir que no deba tener precaución con alguien desconocido.
—Max Heinsol, soy un admirador tuyo. —Entonces también saben hablar español con neutralidad.
—Entonces... ¿Fui secuestrado por un fan?
Me percaté de que la puerta seguía abierta, todo seguía oscuro, no puedo atacarlos sin saber a lo que me estoy enfrentando... Debo idea un plan antes de atacar, mi "fan" sonrió.
—Algo así. —Me abrió espacio para salir por la puerta. —Lo estábamos esperando Jefe. —¿Jefe? Arqueé una ceja interrogándolo con la mirada, al parecer notó mi incredulidad, porque siguió hablando. —Usted es muy importante para nosotros.
—¿Nosotros? ¿Quiénes son nosotros?
Guardó silencio un momento, no me había dado cuenta de que tras haber salido de la habitación caminamos hasta llegar al otro extremo, Max me guió a una mesa, en donde estaban las fotos de todos mis afiliados, incluyendo a Ivana, Osmar, Marina, Susanne y Fabrizio, parece que me tenían muy vigilado de cerca.
—Los Fénix no son los únicos que tienen un grupo grande de personas. —Recogió las fotografías.
Todas las fotos eran de hace tiempo, excepto por las de Ivana y Osmar, que habían sido tomadas el día de la fiesta, el de Marina cuando fue la pasarela en donde la secuestraron y la foto de Hashed, que fue tomada en el aeropuerto cuando volvía de Barcelona, lo curioso es que ya tenían una foto de Renato a las afueras de la bodega, aunque seguía estando ahí la foto de Cooper, como si todavía fuera miembro del equipo.
—Veo que hicieron su tarea de investigarme...
—Se pueden hacer grandes cosas a costa de la confianza de los demás.
¿Me está dando a entender que dentro de mi equipo hay un soplón?... Nunca lo había pensado así... En un equipo tan grande, no me sorprendería que haya un traidor... ¿De verdad alguien me estaba traicionando?
—¿Quién me está traicionando?
—Joven Lezama, yo no revelo mis fuentes. —Me dijo petulante. —Me sorprendió que lograra que su hermano se uniera a usted, pero supongo que era de esperarse, después de todo, lo llevan en la sangre...
—Conoce mucho sobre mi familia, ¿Quién es usted?
—Alguien muy cercano a tu padre, su fiel servidor.
—Lo lamento, tu nombre no me suena de nada.
Max se rió, era un hombre bastante extraño, conocí a los hombres más cercanos a mi padre, y hasta donde sé, todos ellos ya están muertos o en coma.
No tiene sentido.
—Te falta mucho por conocer hijo. —Me dijo con burla, mientras guardó las fotos en una carpeta blanca y la dejó en la mesa, esa carpeta debe de tener mucha información, información acerca de mí y mis amigos...
—¿A qué te refieres?
—Max, es hora. —Llegó otro hombre corpulento.
—Bien, acompáñanos Ramón. —Indicó, supongo que las respuestas a todas mis preguntas serían resueltas al ir con ellos o quizás no, tal vez me maten en segundos con un balazo en la cabeza, solo quiero que esto termine.
Fuimos hasta otro cuarto que estaba junto al que me tenían encerrado, todo era demasiado oscuro, me costaba ver, solo podía identificar unas mesas y unas botellas llenas de alcohol, a mi poca visibilidad, parecía costoso.
Al entrar en esa habitación, me di cuenta de que estaba en oscuridad absoluta, creo que sí, este es mi último día de vida.
Me hubiera gustado que terminara de otra manera, poder despedirme de Hashed, Ivana, Sera, Sofía, Katia, mis hermanos, mi mamá... Marina... ¿Por qué pienso en ella en estos momentos? No es que hablemos tanto, tampoco somos tan unidos, solo es... Ella es... Bella, o al menos, eso creo, no creo que deba pensar en ella en estos momentos.
Encendieron un pequeño foco de luz tenue, me sentía como en un interrogatorio, aunque nunca había tenido uno, solo lo sabía por como mi madre describía los interrogatorios de mi padre, que situación tan complicada.
Me senté debajo de la luz, había otra silla enfrente de mí, era tan extraño, dentro de la habitación, me di cuenta que había una cuarta persona, ahora sí no encontraba lógica a lo que sucedia.
—¿Me van a matar?
—Nosotros no podemos matar al hijo del jefe. —Explicó el segundo hombre. —Max y yo no podemos atacar al hijo del señor Rogelio Lezama.
Maldita sea, no deberían de no hacerme daño solo porque soy hijo de Rogelio, no los conozco... De cierta manera... Tengo algo de miedo...
No, en serio, estoy aterrado.
—Te extrañé mucho.
Esa voz... No recuerdo dónde, pero sé que la he escuchado en algún lado... Me suena demasiado... Familiar.
—T-tú...
—Creciste tanto... Hijo.
El foco me mostró una mirada que jamás había pensado en ver de nuevo.
—¿Papá?
Es todo por el momento, nos leemos la próxima.
A continuación, la ficha de personaje:
Nombre:Dylan Hist
Edad:25
Orientación sexual: Demisexual
Cumpleaños:27 de mayo
Signo Zodiacal: Géminis
Comida favorita: Mariscos bravos
Bebida Favorita: Tequila y jugo de moras
Ciudad:Houston, Texas
Hobbies:Cabalgar, natación y tenis
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Entre la Sombra de la Libertad ©
Teen FictionLa muerte del jefe que controla los grupos criminales más grandes de la ciudad de Sevilla abrió la convocatoria para que múltiples personas decidan tomar el puesto, empezando una caza que fragmenta a la distopica ciudad, entre ellos surge Ramón Leza...