Ramón desayunaba en un restaurante de comida tailandesa, estaba centrado viendo las noticias en la pantalla del lugar, España seguía conmocionado por la muerte de Derek, pero iba quedando en el olvido poco a poco, recordaba esa sensación, cuando su padre murió, también veía la noticia en todos lados, lo escuchaba en la radio a todas horas, se sentía como si estuviera en una persecución constante, algunos celebrando, creyendo falsamente que habría una reducción de crímenes, otros actuaban con indiferencia y muchos más lloraban.
Rogelio Lezama era un hombre sanguinario, no tenía miedo de matar a alguien si se interponía en su camino, pero todo tenía un motivo, él no quería que su familia sufriera el mismo destino que él, tanta precariedad, ayudaba a los pobres, alimentaba al hambriento y defendía al indefenso, solo que no todos veían eso en él, era un problema detenerlo siendo un hombre tan poderoso y con un pueblo que lo admiraba.
—Ni siquiera recuerdo su voz... —Pensó Ramón. Dio el último bocado a su desayuno, pagó la cuenta y salió del restaurante, chocando con un hombre alto, moreno, de bigote largo y cabello recogido, ambos cruzaron miradas durante unos segundos, reconocía a ese hombre en cualquier parte del mundo. —¿Papá? —La gente empezó a acumularse, haciendo que perdiera de vista a aquel hombre tan parecido a Rogelio, tuvo esa sensación, como el día que vio la fotografía que le habían mandado, quiso seguirlo, pero ya no estaba, caminó tembloroso, pálido, como si hubiera tenido un encuentro con la muerte. —¿Fue mi imaginación? —Tomó unos segundos para reponerse del encuentro, quizás su imaginación le estaba jugando una mala broma, siempre se ponía mal cuando recordaba a su padre, aunque, nunca lo había visto tan realista. Una foto, alguien parecido a Rogelio, la vida le estaba dando señales.
Señales que todavía no podía comprender.
Por otro lado, Osmar estaba ayudando a Jacqueline a limpiar las mesas del bar, Ivana y Marina estaban terminando de lavar las copas.
—Iré a sacar una caja nueva de copas redondas.
—¡No! —Osmar evitó que Ivana avanzara, poniéndose entre la entrada del personal y la pelirroja.
—¿Por qué no?
—Yo iré por ella. —Dejó el trapo en la barra de madera.
—No te preocupes, yo iré. —Le devolvió el trapo y lo hizo a un lado, pero antes de llegar a la oficina, Osmar volvió a detenerla, cruzándose en su camino.
—No puedes ir.
—¿Qué te pasa? Hazte a un lado. —Comenzó a irritarle la actitud sospechosa del francés. —¿Qué te pasa?
Entre forcejeos bajaron a la entrada de la casa, Osmar no dejó que Ivana abriera la puerta, le quitó la llave, lanzándola lejos de ella.
—Lo siento Ivana.
—¿Qué te pasa? —Sacó una tarjeta, abriendo la puerta con facilidad.
—Mierda...
Ivana se quedó viendo a la castaña que estaba comiendo pizza recalentada mientras leía un libro que pertenecía a las chicas.
—¡¿Me pueden explicar que chingados hace ella aquí?! —Preguntó indignada ya en el piso de la discoteca, Marina y Jacqueline veían con curiosidad a la mujer.
—Mucho gusto, me llamo Robin Anderson.
—No digas mamadas, sé que eres Ámbar.
Osmar y Ámbar se quedaron viendo con resignación.
—¿Eres Ámbar Cananseco? —Preguntaron las hermanas Donatelli, habían creído en el disfraz de la mujer.
—Nadie se cree ese disfraz. —Regañó. —Y tú... —Señaló a Osmar. —¿Por qué no me dijiste que ella se estaba quedando aquí?
—Perdón, quería ayudarla... —Respondió. —Estaba sufriendo por lo que hacía su padre... Yo... No podía dejarla sola sufriendo, lo perdió todo.
—¡Igual que yo! —Lloró recordando su vida en el prostíbulo. —Igual que... Yo...
—Ivana... —Ámbar se arrodilló en señal de disculpa. —Te pido perdón en nombre de mi padre... Y de toda mi familia...
—No. —La ayudó a levantarse. —No es tu culpa, tú no me secuestraste, no me violaste, solo fuiste cómplice, porque no querías perder a tu familia... —Le dió un cálido abrazo. —Bienvenida a la familia, es pequeña, pero nos queremos mucho.
—Gracias...
—¿Qué tienes en mente con ella Osmar?— Preguntó limpiando las lágrimas que Ámbar tenía. —Supongo que ya tienes algo en mente, ¿No?
—Me alegra que preguntes Vana, me gustaría que ella sea la Regional de España Norte, podría salir de aquí como Robin Anderson mientras la situación se calma aquí.
—Mmm, está niña no ha trabajado en su vida. —Intervino Jacqueline. —No creo que esté a la altura del equipo.
—Yo creo en ella. —Habló Marina. —No todos nacen sabiendo... Así que, deberíamos darle una oportunidad, puedes capacitarla Jacqueline, serías su jefa.
—Lo de ser jefa me interesa. —Sonrió. —Te voy a enseñar a ser la mejor Regional del mundo. —La llevó a una de las mesas del antro para explicarle como funciona el lugar.
—¿Estás molesta conmigo Vana?
—Me aventaste las llaves, no me dejaste bajar, me ocultaste a una persona buscada... ¡Claro que estoy enojada contigo Osmar Sanders! —Le jaló del cabello. —No te voy a dejar descansar hoy... Y no de la manera que te gusta?
—Uy, ¿Puedo ver?
—Tú me vas a ayudar.
—¡Genial!
—Me va a doler...
Ivana y Marina llevaron a Osmar a la oficina, mientras el rubio chillaba por lo que le esperaría en el lugar.
De regreso a la guarida de Los Fénix, Ramón estaba mirando atentamente la fotografía que le habían mandado de su padre, acarició la imagen, sin poder olvidar el encuentro con el hombre parecido.
—Necesito muchas respuestas... —Tomó las llaves de una camioneta y viajó hasta el hogar de Fabrizio, entró a la oficina, dándole la fotografía.
—¿Qué es eso?
—Es una foto de mi padre, me llegó hace unos meses, la verdad no sé que pueda significar, no le di tanta importancia en un momento pero...
—¿Pero?
—Hoy me pareció ver a mi padre...
Fabrizio lo observó, no dudaba de lo que estaba diciendo, parecía increíble, no obstante, en el mundo de la mafia no es algo raro que pueda suceder.
—Dime más...
Hasta aquí el capítulo de hoy, últimamente me está regresando el bloqueo de escritora, pero estoy haciendo mi mayor esfuerzo 💖
A continuación la ficha de personaje:
Nombre: Cooper Van Hough
Edad: 29
Orientación sexual: Asexual
Cumpleaños:02 de mayo
Signo Zodiacal:Tauro
Comida favorita: Costillas BBQ
Bebida Favorita:Sodas
Ciudad:Toronto, Canadá
Hobbies:Armar bloques y jugar hockey
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Entre la Sombra de la Libertad ©
Teen FictionLa muerte del jefe que controla los grupos criminales más grandes de la ciudad de Sevilla abrió la convocatoria para que múltiples personas decidan tomar el puesto, empezando una caza que fragmenta a la distopica ciudad, entre ellos surge Ramón Leza...