En Picada

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Guerras destruyendo los rincones más peligrosos de España, sangre por todos lados, las noticias no podían darse abasto con cada nota relacionada con la masacre provocada por SAE.

No podían estar tranquilos, menos el líder de la mafia española.

-Hubo otra matanza... -Aventó un portalápices, todos los bolígrafos cayeron al suelo, azotó la cabeza en el escritorio, era desesperante no poder hacer algo en contra de SAE. -¡CARAJO!
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Ivana estaba en la sala de su mansión, no había querido salir desde que regresó de Manhattan, odiaba todo lo que pasaba en España, las cortinas estaban cerradas, Osmar estaba vigilando la puerta todo el tiempo, Marina ya no estaba viviendo con ella por protección, ahora tenía una maleta con ropa, medicamentos y documentos esenciales.

El timbre sonó, Osmar revisó en la cámara, viendo a Hashed al otro lado con una caja de pizza y dos botellas de sodas.

-¿Quieres que le abra a Hashed?

La pelirroja accedió, aún con paranoia, ya no usaba vestidos ajustados y zapatillas altas, ahora llevaba pants holgados, tenis para poder salir corriendo a gran velocidad, un top deportivo y una sudadera grande con un chaleco protector por si alguien trataba de apuñalarla.

Osmar obedeció y abrió la puerta, el rubio entró, observando a la joven decaída.

-Te ves fatal. -Dejó la pizza en el sillón, mientras que las sodas estaban en el piso. -Ramón me pidió que te buscara.

-Lo sé... -Abrió la caja, tomando una rebanada. -Fui prostituta durante años, mi familia probablemente fue sobornada para no buscarme, maté al hombre que me secuestró, y con quién tuve mi... "Primera vez" -Le dio una mordida a la rebanada. -, SAE atacó un albergue... Y no pude hacer nada para salvar a todas las niñas, llevándose a muchas que deben estar sufriendo igual o peor que yo en su momento. -Continuó mientras masticaba. -Hace unos días compré el anillo más hermoso para pedirle a Marina que sea mi esposa... Y ahora... -Acurrucó las piernas entre ambos brazos, aguantando las ganas de llorar. -Y ahora... Quizás no me case con ella por culpa de unos psicópatas... -Vio a Hashed. -Quiero casarme con Marina, regalarle la casita en la plaza que tanto anhelaba... Mandé a Jacqueline de regreso a Italia, Marina viviendo en la casa subterránea, cerramos el bar... -Limpió sus lágrimas. -¡Estoy perdiendo todo!

Hashed no supo cómo responder a eso, una vez se había enfrentado a SAE y no había salido bien.

—Ven. —La levantó. —Iremos a dar un paseo.

—¿Qué? ¡No!

Volvió al sillón aferrándose a la caja.

El rubio torció los ojos, enfocándose en Osmar, esperando que pudiera ayudarlo a sacar a Ivana del sillón.

—Deberías ir, suena divertido. —Dijo. —Además, yo iré contigo. —Vio a Hashed. —Con ustedes.

Ella lo miró desaprobando el complot de ambos, aceptó sin ganas, limpiando los rastros de pizza que tenía en la boca.

Los tres fueron a la camioneta de Hashed, Ivana iba en el asiento del copiloto con la pizza en las piernas y Osmar iba sentado atrás de ella.

El cielo estaba soleado, pronto iniciaría noviembre, aunque, no estuvieran seguros de que fueran a llegar con vida.

—¿Y si SAE está atacando el bar en estos momentos?

Osmar la abrazó, asegurándose de que estuviera tranquila.

—No está sucediendo linda... Yo estoy contigo...

Llegaron a la frontera con Badajoz, estacionando en un jardín cerca de un restaurante de comida francesa, lejos de lo que sucedía con Sevilla y Écija.

Entre la Sombra de la Libertad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora