Creí que te perdía

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Hashed pisó con fuerza el acelerador, Sofía y Héctor protegían las armas, mientras Yosmar y Axel disparaban en contra de los atacantes, los militares también devolvían los atacantes, pero parecía que los aviones eran inmunes a los explosivos.

—Esto es malo... —Dijo Sofía. —Nos van a matar a todos...

La camioneta siguió avanzando lo más rápido que podía, los aviones estaban casi encima de ellos, todavía seguían dentro del rango de la base, parecía un camino interminable, SAE había dado con ellos en cuestión de horas.

Yosmar observó una tabla de madera en forma de rampa, cerca había un cañón, muchos militares ya habían muerto, mientras tanto, los aviones estaban sin rasguños, necesitaban algo más pesado para acabar con ambos.

—Tengo una idea. —Dejó de disparar.

—¿Qué haces? —Preguntó Axel al ver qué ya no seguía disparando.

Yosmar no dejaba de ver la rampa, estaban próximos a llegar al estacionamiento de la fortaleza, por lo que sonrió, preparándose para llevar a cabo su plan, acomodó su cabello castaño, vio de nueva cuenta a los aviones.

—¡¿Qué estás haciendo Yosmar?! —Ahora Sofía gritó, al verlo detenido sin hacer nada. —¡Sigue disparando!

El joven volteó hacia el estacionamiento, luego vio la rampa, el cañón y por último los aviones, dudando si el plan era buena idea o no.

No había tiempo de seguir pensando, era momento de actuar.

—Chicos.— Habló decidido, dejando el arma al lado de Axel. —Si no regreso... Díganle a Katia... Que la amo... Aunque ella siga llorando por Cooper... —Limpió unas cuantas lágrimas cayendo de sus ojos.

—Oye... —Hashed iba bajando la velocidad, volteando a ver a Yosmar. —¿De qué hablas?

No tuvo respuesta a la pregunta, entrando al estacionamiento, el joven brincó de la parte trasera de la camioneta, viendo que la camioneta se iba alejando.

—¡DÍGANLE A RAMÓN QUE VAMOS A VENCER A SAE! —Hizo un saludo de guerra con la mano, corriendo hacia un vehículo militar, acelerando rumbo a la rampa.

—¡Yosmar! —Gritó Héctor, ahora él había tomado el lugar para disparar.

Ya no dijo nada, avanzó lo más que pudo hasta tomar el cañón, los aviones tardaban cinco segundos en cargarse después de disparar diez veces.

—¡Yosmar! —Ahora Sofía era la que gritaba. —¡Debes dar la vuelta Hashed! No lo podemos dejar.

Vio como el vehículo de Yosmar desapareció entre el humo de los explosivos, empezó a llorar al ver qué Hashed no tenía tiempo de volver.

—No será un sacrificio en vano. —Volvió a pisar el freno, estaban tan cerca de la salida.

—¡Chicos! —Axel anunció que los aviones estaban apuntándole a ellos.

Ya no podían ir más rápido, les quedaban cinco minutos para salir de ahí.

Todo se volvió borroso, el vehículo salió volando hasta la salida, por el golpe de la caída, las pistolas de Axel y Héctor cayeron al suelo, vieron la fortaleza llena de humo y fuego.

—¡YOSMAR! —Gritó Sofía con el alma destrozada, habían perdido a uno de ellos...

O quizás... ¿No?

Vieron decenas de vehículos militarizados con varias personas arriba que cruzaron la rampa de madera, eran los sobrevivientes del ataque, Yosmar los iba liderando a ellos.

Entre la Sombra de la Libertad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora