Pesadillas Vivientes

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—¡MARINA!

Los bomberos llegaron para combatir el incendio, todo parecía indicar que había sido un accidente, todo el lugar era consumido por las llamas, no dejaban que Ivana se acercara al lugar a pesar de que no sabía nada de Marina, le estuvo llamando por teléfono varias veces, sin tener respuesta.

Ramón, Hashed, Fabrizio y Héctor llegaron, Osmar les había dicho lo que había pasado, los cuatro corrieron a abrazar a Ivana, no obstante, ella rechazó los abrazos de todos, mirando únicamente el lugar, llorando de coraje, quería gritar con odio, maldecir a la gente, irse lejos de esa ciudad.

Maldecía el día en el que decidió unirse a los Fénix.

Eran las tres de la mañana cuando finalmente apagaron el incendio, las paredes estaban destruidas, la ceniza les quemaba los pulmones, aunque no tanto como el dolor que Ivana y Osmar sentían al creer que habían perdido a Marina.

Cuando estuvo todo apagado, los seis fueron corriendo hacia donde estaba la oficina que era de Ivana, había un piso de tierra intacto en donde anteriormente se encontraba el armario que protegía la puerta que daba a las escaleras, cada uno tomó pedazos de escombros para escarbar un poco, mientras Ivana lloraba de desesperación.

—Corazón... Tranquila. —Siguieron ayudándole. —Estará bien, mi amor.

—Marina... Sigue sin contestar... —Dijo Ramón con el teléfono en una mano mientras en la otra escarbaba, seguía marcándole a la joven.

Llegaron hasta las escaleras, los primeros tres escalones estaban quemados, los demás solo se veían ahumados, la casa a simple vista se veía bien, sin problemas.

Ivana bajó las escaleras corriendo, tropezándose en el proceso, gracias a Osmar no cayó, corrieron hasta la puerta, abriendo temblorosos.

Sintieron un alivio cuando escucharon el clic de la puerta al abrirse.

—¡MARINA! —Ambos gritaron desesperados.

Buscaron en la sala, la cocina y en los tres cuartos que tenían, no estaba ahí, ni siquiera su celular sonaba.

Hasta que llegaron al baño, los hombres se quedaron alejados mientras Ivana abría lentamente.

—¿Amor? —Preguntó en voz baja.

Ahí estaba ella, escondida de cuclillas en la bañera con un cuchillo en mano, alzó la mirada encontrándose con los verdes ojos de su amada.

—Oh... Ivana. —Se levantó para abrazarla. —¡Estás aquí!

—Amor... Me alegra que estés bien. —Le dió un beso en los labios, el corazón le había regresado al cuerpo. —Estoy tan feliz de saber que no pasó nada...

Ramón y Osmar respiraron aliviados, la joven estaba nerviosa, tosió levemente por culpa del humo, siendo abrazada por todos.

—Encendí las cámaras... Y... —No dejó de abrazar a Ivana. —Y fue... Horrible... Cerré todas las líneas para que no me encontraran, no me dió tiempo de avisarte... Perdón...

—No pasa nada mi amor... —Le dió un beso en la cabeza.

Prefirieron salir a prisa, sintiéndose nerviosos, no había sido un accidente, alguien lo había provocado, y Ramón se encargaría de encontrar a los responsables.

—No puedes quedarte aquí Ivana. —Dijo el líder. —Te conseguiremos una nueva vivienda.

Ya de día, fueron hasta la mansión de Susanne Cowell a explicarles lo que había pasado con el antro, ella los recibió con los brazos abiertos, feliz de que no hubiera pérdidas humanas.

Le explicaron la situación y que ella no podía quedarse en la casa subterránea, ni en la mansión de los Fénix ni en casa de Ivana por el peligro que ahora corrían.

—¡Mi niña! Yo te protegeré. —Respondió al escuchar la historia. —Vana, no te preocupes, ¿De acuerdo? Tengo una casa modesta en el norte de Sevilla, casi a la altura de Badajoz, ahí viví en mis inicios como diseñadora, no la he limpiado, es solo una casa de dos pisos con dos habitaciones y la cocina es la misma que la sala, pero puede servir...

—No tenemos otra opción, corazón... ¿Estás de acuerdo?

Marina aceptó con silencio, no quería que Ivana siguiera preocupada por ella, estar en un grupo de mafia era peligroso, y entendía la situación, pero su novia no podía cuidarse, cuidar de Ramón y de ella estando lejos.

—Acepto mi amor. —La besó para que ambas volvieran a sonreír.

Susanne hablaba con un grupo de limpiadores para que arreglaran la casa, así Marina podría quedarse ahí lo mas rápido posible.

—Podrás quedarte a partir de hoy linda. —Acarició la cabeza de ambas chicas. —Tiene todos los servicios, yo me encargo de los gastos, tranquila.

—Gracias, Susanne. —Dijo Ivana con tranquilidad.

Sin perder la sonrisa, hizo una reverencia con la cabeza alejándose del comedor, Ramón fue atrás de ella, de cierta manera se sentía culpable de ponerla en esa situación.

—Oye, Ivana. —La llamó estando lejos del comedor. —En serio lo lamento... Yo si hubiera sabido que esto pasaría, jamás te hubiera sugerido unirte a los Fénix...

—No pasa nada... Yo si tenía contemplado todo esto, así es la mafia. —Suspiró, el cuerpo le picaba por tener humo en la piel, olía tanto a humo que hasta su vestido se veía grisáceo. —Tengo que hablar contigo...

—Te escucho.

Ella lo miró con tristeza.

Por otro lado, en Cádiz ,tras la muerte de Max, Rogelio estaba comunicándose con agencias policíacas internacionales, el riesgo de SAE era peligroso, aunque sabía que al hacerlo pondría en peligro a Ramón, pero salvarlo seria algo que él haría, a final de cuentas eran padre e hijo.

—Carton, ¿Te comunicaste con mi hijo?

—No, sigue contestando una chica, dijo que algo pasó con el antro de Ivana Cananseco, creo que SAE los atacó.

—Entiendo... —Vio su reloj. —Muy bien, volveré a Sevilla... Carton, prepárate, porque voy a hacer mi regreso... Ya no me voy a esconder... SAE se va a enfrentar al hombre más peligroso de la mafia...

Carton sonrió, era lo que Max quería, el regreso de Rogelio al mundo criminal.

Es todo por ahora, nos leemos la próxima.

A continuación, la siguiente ficha de personaje del día:

Nombre: Kyle Douglass
Edad:29
Orientación sexual: Heterosexual
Cumpleaños: 1 de junio
Signo Zodiacal: Géminis
Comida favorita: Pescado ahumado
Bebida Favorita: Sodas
Ciudad: Minnesota
Hobbies: Hockey

Entre la Sombra de la Libertad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora