Conflictos Personales

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—¡Detente! —Gritó Rita tapándose con la sabana al intentar detener a Rucian, golpeó varias veces a Cooper, quién solo le había dado tiempo de ponerse el pantalón.

Osmar y Louie trataron de separarlos, pero Rucian no quería seder, fue hasta que llegó Ramón que los golpes pararon.

—¡Basta! —Ramón jaló de la playera a Rucian, levantándolo sin dificultad, a pesar de ser el mayor, Rucian era el más alto de los cuatro, aún así, respetaba la autoridad del primogénito Lezama.

—¡Estaba abusando de nuestra hermanita!

Ivana, Louie y Osmar observaron a su compañero que tenía sangre en el labio y cejas, Angelique veía con desaprobación la escena de Rucian y Rita se refugiaba en el cuarto con la sábana cubriéndola todavía.

La pelirroja ayudó a Cooper a levantarse.

—Dios, te dejó muy herido. —Rió. —No pudiste contener tus instintos masculinos, ¿Verdad?

—Cállate Ivana... —Entró a la habitación para recoger la camisa que le habían quitado, Rita le dió un beso en la mejilla antes de que se fuera, ante el desagrado de Rucian.

—Él no me abusó, yo quería tener algo con Cooper, no soy una niña Ruci, ahora... ¡Largo! —Cerró la puerta, para volver a vestirse.

Rucian iba a abrir de nuevo, pero antes de que lo hiciera, Ramón volvió a frenarlo.

—¡Cálmate!

—Voy a matar a tu amigo... —Ya iba a golpearlo de nuevo, aunque sin miedo, Ivana se interpuso.

—Tendrás que pasar sobre mí. —Habló sin titubeos. —Por lo que escuché, tu eres Rucian, soy Ivana Cananseco. —Le dió la mano, más tranquilo, Rucian devolvió el apretón.

—Soy muy protector con mi hermanita.

Ya sin tanta tensión, fueron al piso de abajo, Angelique estaba riendo por lo sucedido, Louie estaba preparando una infusión de frutos rojos para calmar los nervios de todos los presentes.

—¡Hacía mucho que no tenía gente! —Bromeó. —No puedo creer que Riri sea tan activa. —Codeó a Cooper. —Tengo una bella hija, ¿No?

Cooper no supo que responder, estaba sonrojado por completo, aunque seguía algo nervioso ante la furiosa mirada asesina de Rucian. La puerta estaba abierta, entró una joven de cabello negro con rayitos rojos, tenía una panza de embarazada.

—Oh... No sabía que tenía visitas señora Angelique... Mucho gusto. —Saludó hasta que llegó a dónde estaba Rucian. —Me llamo Osiris Lezama, soy la esposa de Rucian, y la futura madre de Gale Lezama. —Tocó su vientre. —Un placer conocerlos a todos.

—Soy Ramón Lezama, tu cuñado. —Saludó.

—¡Genial! —Lo abrazó. —¡Ruci habla mucho de ti! ¿Son tus amigos?

—Sí, Ivana Cananseco, Osmar Sanders, mi nuevo cuñado Cooper Van Hough y Louie Arca. —Presentó.

—Él no es nuestro cuñado. —Reprochó Rucian alterado, Osiris le dió la mano para calmarlo, aunque se le hacía lindo verlo así de molesto protegiendo a su hermana.

Después de un rato platicando, llegó el último hijo, Renato, quien estudiaba en la universidad Umeå, un joven de 19 años, tenía cabello castaño al igual que sus demás hermanos, pero tenía una mirada más alegre a diferencia de los otros dos hombres.

La hora de la comida había llegado, entre los mayor de la familia prepararon fideos en salsa de soya con pollo y una tarta de uva preparada por Osiris, Ivana y Louie. Ramón no recordaba cuando fue la última vez que cocinó para su familia, sentía felicidad de estar con ellos de nuevo, aunque la felicidad no podía durar para siempre, recordando que seguía la contienda para volverse líder de la Mafia Española, quizás no volvería a tener estos momentos nunca más.

Entre la Sombra de la Libertad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora