12 horas desaparecido:
El equipo Epsilón y Omega empezaron con la movilización, habían esperado un tiempo prudente en caso de que hubiera sido un secuestro, si los responsables los llamaran sería fácil rastrearlos, pero no hubo llamada de rescate, ahora era momento de buscarlo, rogando que no fuera demasiado tarde.
El equipo Alfa y Delta registraban las cámaras de Écija, habían visto llegar a Ramón, pero no salir, la camioneta seguía ahí estacionada, revisaron el interior, solo había un vaso vacío de café, una envoltura de galletas tirada en el tapete del copiloto, no había nada extraño, pero demasiada calma era incómodo, como si la tierra lo hubiera absorbido, Fabrizio estaba con ellos, explicándole todo lo que había pasado cuando él llegó, incluso que Ivana y Osmar tardaron más antes de salir.
Por último, el equipo Gamma y Beta, liderado por Osmar, se movían en los alrededores de Sevilla, buscando en Cádiz, Córdoba y Málaga, si en las siguientes horas no volvía, iniciarían búsquedas en Barcelona, Madrid, Granada y Toledo, y, si las cosas no mejoraban, expanderían la búsqueda de manera internacional.
-No hay rastro de él... -Hashed llevaba dos horas revisando segundo por segundo en la cámara, pero no tuvo resultados. -¡Carajo! -Golpeó la mesa del cuarto de vigilancia.
—Oye, espera, espera. —Habló Hugo, regresando la imagen del momento exacto cuando Ramón salió, vínculo con la cámara que daba directo al edificio de Fabrizio. —Fíjate en la hora. —Agrandó la imagen, cuando salió del edificio eran las 17:56 y en la imagen siguiente eran las 6:10. —Alguien estuvo aquí antes que nosotros. —Vio la cámara que apuntaba a la oficina de vigilancia, buscando los registros de dicha cámara. —No hay nada, limpiaron todo. —Maldita sea...
—Ahora que reviso las cámaras con más detenimiento, cada una tiene diferentes horas muertas... Sabían lo que hacían.
—¿Y si saben dónde queda la guarida de los Fénix? —Hugo y Hashed apagaron la computadora, salieron de la oficina, se reunieron con los demás, era una pista, Fabrizio les dio una USB con todos los movimientos de Ramón desde que entró al edificio hasta que salió.
—Espero que esto les ayude.
En Cádiz, Osmar hackeaba las cámaras de seguridad para vincularlos al computador de la bodega de los Fénix para que las revisaran detalladamente.
—¿Ya tienes la imagen en el computador, Dylan?
—Ya, tengo el de cuatro cámaras privadas y dos públicas, buen trabajo Osmar. —Amplió la pantalla. —No hay nada... Busca en otros vecindarios, ten cuidado por si tienes que meterte en barrios bajos, Ivana no me lo va a perdonar.
—Tranquilo, estaré bien, cambio y fuera. —Colgó la llamada. —¿Dónde te metiste Ramón...?
24 horas desaparecido:
—Ha pasado un día. —Ivana estaba junto a Louie en un computador en la pizzería a la que Ramón acostumbraba a ir seguido.
—¿Cómo es que alguien puede desaparecer de la nada?
—La gente suele desaparecer seguido, y muchas veces nunca se sabe su paradero. —Explicó Ivana. —Yo también desaparecí así...
Louie agarró una papa frita que estaba en medio de la mesa, nunca le había puesto atención a Ivana, se sentía incómodo de escuchar la historia sabiendo que no es alguien cercano a ella.
—N-no tienes que decirme nada si no quieres.
—¿Tienes hermanos?
—No...— Respondió agarrando otra papa, antes de llevársela a la boca, volvió a hablar. —Bueno... Según mis padres, en algún momento tuve una hermana, pero ella murió cuando yo era pequeño, no tengo recuerdos de ella.
ESTÁS LEYENDO
Entre la Sombra de la Libertad ©
Novela JuvenilLa muerte del jefe que controla los grupos criminales más grandes de la ciudad de Sevilla abrió la convocatoria para que múltiples personas decidan tomar el puesto, empezando una caza que fragmenta a la distopica ciudad, entre ellos surge Ramón Leza...