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Nos quedamos todo ese rato en mi cuarto, ya era casi de noche y no queríamos bajar, así que cuando nos aburrimos de revisar todo lo que había en mi cuarto se nos ocurrió la idea de ir al cuarto de Draco.

—Y aquí estamos, el cuarto de Draco Malfoy — dije y reí.

—No es tan interesante, solo libros y fotografías — dijo.

Me acerqué a una repisa, donde habían fotografías, en una de ellas había un Draco más pequeño como de seis años junto a unos rosales.

—Eres tú de pequeño — dije, llena de ternura.

—Oye, Lilian, no veas eso — dijo y se acercó a quitarme la foto para meterla en un cajón de su escritorio.

—Pero estas muy tierno en esa foto — dije e hice un puchero — quiero ver más fotos como esa, por favor.

—Lilian, no te haré ver fotos mías de cuando era pequeño — dijo.

—¿Por qué no? — pregunté.

—Porque me veo ridículo.

—No, claro que no, te ves tierno — dije sonriendo.

—Lo siento pero no veremos fotos de mí cuando era pequeño, es humillante — dijo.

—Yo te mostraría mis fotos, si tuviera, pero a mi papá no le gustaban esas cosas — dije.

—Bueno si tú no tienes fotos para mostrar... yo no te dejaré ver nada.

—Eso es injusto — dije.

—Claro que no, es justo, a menos que tengas algo que mostrar — dijo — algo igual de vergonzoso que esas fotos.

—Tengo... tengo una foto de mi cuando era bebé recién nacida — dije sonrojada.

—Quiero ver... — dijo.

—Espérame aquí.

Volví a mi cuarto, agarre el diario de mi madre y busque la página donde estaba mi foto. Llevé el diario al cuarto de Draco.

—¿Lo ves? — le mostré la foto y señale — esta soy yo.

—Te ves tierna — dijo riendo.

—Ahora déjame ver tus fotos — pedí.

—No, no te dejaré ver más — dijo.

—Pero yo, ya te mostré una foto, eso no se vale — reclame.

—Esta bien solo te dejaré ver una fotografía — dijo.

—Esta bien, quiero una igual a la que acabo de mostrarte, una de tí cuando eras bebé — dije.

—Tendría que buscar, igual... Espérame aquí — dijo y salió del cuarto.

Me quedé esperando. Me recosté en su cama mirando al techo y me quede unos cinco minutos esperando.

—Ya vine, solo encontré esta... que no me veo tan ridículo — dijo y sonrió levemente.

—Muéstrame — dije, él vino y se sentó a mi lado.

Era Draco, con una escoba voladora, su papá estaba a lado de él. Draco tenía una mirada seria igual que su padre.

—Te ves tierno, me voy a quedar tu foto — la metí en el diario de mi madre.

—Es tuya, pero no te sirve de nada tenerla — dijo.

—Me sirve de mucho, te ves tierno, me encanta — dije.

—Ya ve a tu cuarto, debes dormir — dijo.

—No quiero dormir, déja que me quede aquí esta noche, por favor — pedí.

Te Seguiré Amando  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora