CAPÍTULO 2

402 61 0
                                    

ROWAN

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ROWAN

LAS VOCES DE LOS CAMPISTAS LLEGARON A ROWAN ANTES DE QUE PUDIESE abrir los ojos. Se encontraba en la enfermería, de eso no había duda. El aroma era algo inconfundible; desde la ambrosía y el néctar hasta la sangre y la pasta medicinal que los hijos de Apolo colocaban en las heridas abiertas de los campistas que se encontraban más graves. Rowan no quiso abrir los ojos, ni siquiera cuando comprendió que finalmente estaba despierto.

—¿Crees que esté en coma? —preguntó una voz junto a él.

—Yo lo veo bien —dijo otra voz, la de una chica.

—Maldición —se quejó la tercera persona—. ¡Percy nos asesinará! ¡Sólo teníamos una tarea! No dejen que Rowan salga a pelear. ¿Qué hicimos? Dejar que este bastardo saliera a pelear.

Rowan sintió ganas de reír y llorar a la vez.

—Está completo —dijo el primer chico que habló—. Algo es algo, ¿no lo creen?

—Bueno. Supongo que eso es un logro —contestó la chica—. No podemos decir lo mismo de ese chico de allá.

—Oh, mis queridos y adorados dolores de cabeza —gruñó Rowan—. ¿Cuántos dracmas debo ofrecerles para que cierren la boca?

La carcajada de la chica lo impulsó a abrir los ojos.

Parte del miedo que había sentido, ese que lo hizo creer que lo más seguro sería permanecer con los ojos cerrados, desapareció cuando esos tres rostros preocupados y pálidos entraron en su campo de visión. Sintió pena por ellos, también algo de molestia hacia sí mismo. Entendió que parte de la preocupación que ellos sentían se debía a esa tonta promesa que le hicieron a Percy de cuidarlo y mantenerlo lejos de todo peligro.

Le pareció algo tonto al principio.

¿Un semidiós fuera de peligro? Qué buena broma.

—¿Puedes levantarte? —preguntó el primer chico. Sus brazos sujetaron los de Rowan con esa fuerza tan característica suya—. Ven, te ayudaré.

—Jason, estoy bien.

—No lo estás. —Jason sacudió la cabeza con una expresión frustrada—. Te golpeaste la cabeza, perdiste sangre. Mierda, mierda, mierda. —Las palabras se le enredaron en la punta de la lengua, como sucede siempre que sus nervios toman la iniciativa—. No estamos hablando de una simple contusión, Rowan, esto es más que...

—Jason. —Rowan colocó una mano sobre su hombro—. ¿Has escuchado de algo llamado respirar? Te vendría bien hacerlo en este momento.

ANANKÉ, Luke Castellan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora