CAPÍTULO 40

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ROWAN

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ROWAN

LA PRIMERA GRAN PRUEBA DE LEALTAD PARA JASON, PIPER Y LEO LLEGÓ más pronto de lo que Rowan esperaba. Tendrían que demostrar su utilidad y valor ante Luke en ese ataque, así como él también lo haría. En esas largas semanas, que ya se sentían como una eternidad, no tuvo la oportunidad de demostrar su máxima capacidad. Puede que él no tuviera ningún tipo de poder, pero sabía manejar lo suficiente la espada como para causar una buena impresión.

Y la rabia atorada que tenía por Percy sería el mejor combustible.

Ethan y Chris llevaron a cabo las órdenes de Luke. Desplegaron las defensas de Céfiro —unas esferas de viento enormes que cubrieron el barco— y buscaron a los demás monstruos para armar las unidades de ataque que se unirían a los demás en la cubierta. Si bien ya Rowan había visto antes la gran cantidad de monstruos tenía Luke bajo su poder, volver a verlos fue algo impresionante.

De acuerdo con las palabras de Ada Joy, esa era simplemente una cuarta parte de lo que Luke en realidad manejaba en monstruos.

—Un crucero como este tiene capacidad para más de dos mil pasajeros. —Jason se veía tan impresionado como él—. ¿Cuántos monstruos más puede tener?

—¿Cuánto odio debe haber sentido para armar todo esto? —preguntó Piper—. Si esa chica tiene razón, entonces habrá reunido casi diez mil monstruos.

Lo hizo.

—Sin contar a los dioses menores y titanes que lo apoyan —murmuró Leo—. Mierda, esto en verdad es una guerra.

Rowan jaló de ellos hacia uno de las tiendas que no se utilizaban. Los golpes al barco seguían. Aún no habían salido más allá de la entrada a la cubierta, no tuvieron la oportunidad de ver si el perpetrador de aquel ataque era Percy o si iba acompañado. Había algo más que necesitaba hacer antes de dejar que ellos tres se sumen a la pelea.

—Lo siento —soltó—. Por favor, perdónenme.

—¿De qué hablas, Ro? —Piper sujetó sus mejillas—. ¿Por qué pides perdón?

—Se han visto metidos en mil y un problemas por mi culpa —masculló—. Esto ha sucedido desde que nos conocimos, ¿o lo olvidaste? Una mantícora los persiguió por todo el internado, nada de eso habría sucedido si Quirón no los hubiese escogido a ustedes como mis compañeros.

—¿Te arrepientes de habernos conocido? —Jason apretó su mano—. ¿Es eso?

—No —Rowan dejó ir una risita triste—. Esa es la peor parte. Soy un bastardo egoísta, porque quiero que estén aquí conmigo, pero no quiero que salgan lastimados. Son guerreros fuertes, guerreros que jamás quisieron serlo realmente.

—Tú tampoco querías ser uno, tesoro —le recordó Leo—. ¿Qué más da tener un raspón o dos? ¡Estamos juntos!

Sí, estaban juntos.

ANANKÉ, Luke Castellan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora