CAPÍTULO 1

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LUKE

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LUKE

EL CAMPAMENTO MESTIZO ESTABA TAL Y COMO LUKE LO RECORDABA. La Colina Mestiza se encontraba llena de campistas, todos rebosantes de una alegría que lo hizo querer vomitar. No le cabía en la cabeza cómo podían continuar con esas infantiles actividades de niños mientras se libraba una guerra fuera de la protección del vellocino. Recordó entonces que esa había sido una de las razones principales por las que escapó de ese lugar.

No soportaba seguir viviendo bajo la farsa de un final feliz.

Observó sus rostros, pequeños, sudorosos y brillantes por el sol antes del invierno, con un revoltijo en el estómago. Eran niños, una verdadera lástima que tuviesen un final como ese, como él que él les daría. Era un final piadoso, uno que sería mucho mejor que fallecer bajo la ira de los dioses o bajo el puño furioso de algún monstruo.

—Maldición.

El gruñido a su lado le sacó un bufido.

—Te dije que te quedaras en la oficina —masculló.

Ethan Nakamura negó con la cabeza.

—No, debo verlo con mis propios ojos —dijo—. Si no lo hago ahora, si no soporto ver esto, ¿cómo podré ver lo demás?

Lo demás.

Luke podía recordar cuándo fue su primera vez viendo «lo demás» a lo que Ethan Nakamura se refería con tanto asco. Tenía doce años la primera vez que vio a alguien morir frente a sus ojos y catorce cuando alguien murió por su mano por primera vez.

—¿Dónde está Chris? —preguntó entonces.

Ethan sacudió la cabeza con el rostro aún pálido.

—Está preparando las flechas.

—Aterrizaremos por diez minutos, Ethan —le advirtió—. Confiaré en ti para que traigas a los tripulantes correctos.

—Lo haré.

Luke no creía que lo haría bien, era su primera vez, pero tenía esperanza en él.

Se comunicaron con ciertos campistas a lo largo de ese año. Percy Jackson y su grupo de héroes con aires de grandeza los llamarían traidores, Luke los recibiría como su familia. Eran campistas que tenían el derecho a luchar y a enfadarse, chicos que no fueron reclamados por sus padres divinos en más de diez años. Todos esos campistas tuvieron que ver llegar a los novatos, ver cómo los reclamaban, mientras ellos seguían durmiendo en sacos incómodos en la cabaña once.

ANANKÉ, Luke Castellan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora