CAPÍTULO 41

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ROWAN

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ROWAN

LAS SIGUIENTES SEMANAS PASARON SIN NINGÚN TIPO DE ATAQUE, pero también sin ningún tipo de avance. Rowan se vio metido en una encrucijada, ya que Luke le permitió contactar a su madre nuevamente, pero aún no se sentía capaz de verla a los ojos en una videollamada, al menos no sin quebrarse por completo y echar a perder todo lo que quería decirle. No, en lugar de eso, optó por enviar dos cartas y otro video más.

Sus palabras eran claves sencillas, le pedía a su madre noticias, señales de que lo estaba escuchando. También insistía en que su madre busque a esa persona, dios o diosa, ni siquiera le importaba. Su madre era una mujer terca, Rowan no podía permitir que ella se perdiera a sí misma en esa búsqueda.

Tarde o temprano llegaría el momento de enfrentarse a ese miedo y llegar a ella de verdad, de una vez por todas. Algo le decía que ese momento estaba cada vez más cerca, por mucho que le costase admitir lo que significaba tener que regresar a su madre.

Dejar el resto de ese mundo atrás.

—Te muerdes la lengua cuando piensas demasiado.

¿Qué?

Rowan giró un poco el rostro. Por poco olvidaba que no era una almohada lo que sostenía su rostro, sino el pecho descubierto de Luke. Recién amanecía y se cumplían catorce días desde el ataque de Percy. También se cumplían muchos más días desde que Rowan pisó su habitación por última vez.

Seguía teniendo su ropa y sus pertenencias en la otra habitación, pero cuando estaba allí, todo lo que utilizaba le pertenecía a Luke. Las mañanas como esas se convirtieron en un consuelo para su mente ansiosa, mañanas que llegaban con sus cuerpos desnudos y cubiertos por las finas sábanas, después de pasar la noche entera sumidos en su propio mundo de placer.

Esas eran las mismas mañanas en las que Rowan —algunas veces— fingía estar dormido, pues era la única forma de escuchar a Luke cantar en voz baja esa vieja y dulce melodía de Shakespears Sisters.

—¿Te perderás de nuevo en tus pensamientos? —La risa de Luke terminó de despertarlo.

—¿A qué te refieres con eso de que me muerdo la lengua?

Luke tocó su mejilla con un dedo.

—No lo notas —contestó—, pero te sueles morder la lengua cuando te pierdes en tus pensamientos. A eso se debe el sabor a sangre que sientes en las mañanas, lo haces incluso al dormir. —Se enderezó en la cama únicamente para tomar el vaso de agua junto a la mesa y ofrecérselo—. ¿Me equivoco?

Rowan sonrió.

—No, no te equivoques. Y por favor, no vuelvas a hacer esto —suplicó—. No soporto darte la razón.

Luke se echó a reír.

—Luke.

—¿Sí?

—He tenido una duda por algunos días —admitió—. ¿Por qué no quieres que Chris se entere de esto?

ANANKÉ, Luke Castellan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora