CAPÍTULO 18

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LUKE

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LUKE

EL GOLPE QUE CHRIS DEJÓ SOBRE LA PUERTA LO SACÓ DE SUS pensamientos. Luke fingió no sobresaltarse por la impresión, se enderezó en la cama y carraspeó. Chris siempre golpeaba la puerta de esa forma, lo hacía al son de una vieja canción. Lo escuchaba todos los días, empujaba la puerta, golpeaba sus nudillos sobre ella y le ofrecía a Luke esa sonrisa vivaracha que tanto lo caracterizaba. Ese día, Luke saltó en la cama como si jamás lo hubiese escuchado.

La sonrisa de Chris desapareció.

—¿Todo en orden?

—Sí.

Silena y Ada Joy entraron después.

—¿Ya podemos caminar por esta parte? —se burló Silena—. ¿Nos dirás de una vez por todas qué es lo que sucede?

Luke guardó silencio. Le dio la espalda a la puerta del baño que había estado observado tan fijamente, todo para que ellos no sospecharan. Se acercó a su escritorio y tomó uno de los bolígrafos para darle vuelta entre sus dedos.

—Tenía algo qué hacer —respondió simple.

Silena se cruzó de brazos.

—Luke, enviaste a todos al otro lado del barco —señaló—. No solo es extraño, sino que jamás lo habías hecho antes. Si algo ocurre, nosotros debemos saberlo.

—¿Tiene que ver con el heredero? —indagó Chris, paseando de un lado al otro por la habitación. Su expresión no le gustó nada a Luke. Chris lo sabía, y si no lo sabía, entonces lo sospechaba—. Es eso, ¿no?

—¿El heredero? —Ada Joy se sentó sobre la cama—. ¿Pasó algo con él?

—¿No se los dijiste? —Chris se cruzó de brazos—. Luke, algo anda mal contigo.

—¡Llegué!

Ethan entró en la habitación con una bandeja de comida.

Había un delicioso caldo de pollo, arroz y carne, vegetales salteados y un trozo de pastel de queso y mermelada de fresa como postre. Es lo que almorzaron todos ellos ese día, menos Luke. No tuvo apetito para unirse a sus aliados en el comedor, tampoco tuvo el tiempo para hacerlo. Estuvo muy ocupado tratando de evitar que alguien viera a Rowan Ashford deambular por el barco en su compañía.

Tan pronto como Rowan entró al baño, Luke le envió un corto mensaje a Ethan, pidiéndole que llevara el almuerzo a su habitación. No contó con que todos ellos irían a buscarlo.

—¿Mágicamente se te abrió el apetito? —cuestionó Chris—. Muy bien, terminemos con esto. ¿Qué carajos está sucediendo?

—No me mires a mí —se quejó Ethan—. Él me pidió comida.

—¿Luke? —Silena tomó asiento a su lado—. ¿Hay algo que debamos saber?

Luke apretó los brazos de la silla.

ANANKÉ, Luke Castellan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora