CAPÍTULO 30

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LUKE

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LUKE

UN PAR DE DÍAS MÁS TARDE, EL PRINCESA ANDRÓMEDA SE ENCONTRABA A un par de horas de llegar a Los Ángeles. Debieron haber llegado en cuestión de dos días, pero muchos de los caminos ideados para cruceros estaban bloqueados por lanchas de seguridad que tenían la intención de encontrar a Rowan Ashford. Gracias a la ayuda de Silena, el Princesa Andrómeda logró pasar por el bloqueo como si nada, lo complicado fue tener que esperar a que los demás barcos siguieran con el camino para poder pasar.

En cada uno de esos bloqueos, cuando las lanchas con policías y equipos de seguridad pasaban junto a ellos, Rowan Ashford tuvo la oportunidad de gritar por ayuda. ¿Qué hizo? Permaneció sentado en el balcón de la habitación con la mirada perdida en tierra. Un total de catorce lanchas pasaron frente a él, Luke imaginó que cualquier otro semidiós habría saltado a una de esas lanchas para huir de ellos, de él, pero Rowan no lo hizo.

Ya no había espacio para dudas en su cabeza, Rowan jugaba un juego peligroso, estaba apostando todo lo que tenía para demostrarles que podía ser de confianza. El problema más grande de todo eso es que lo único que tenía Rowan era su vida. Allí no portaba la chequera de su madre o las riquezas del apellido familiar, todo lo que tenía para ofrecer era su vida.

Y se veía muy confiado con lo que decía.

En esos cuatro días que estuvieron en el mar, Rowan los ayudó a ubicar un total de tres equipos de semidioses ocultos en guardias construidas por ellos mismos. Tenían la tarea de vigilar a los barcos que pudieran haber sido afectados por algún embrujo o pócima. Doce mestizos que fueron a parar en las jaulas, donde se quedarían hasta que uno de ellos decidiera hablar.

—¿Crees que esté bien? —le preguntó Chris.

Ethan también se enderezó a su lado, los tres estaban junto a los demás campistas, evaluando sus habilidades en la lucha contra los monstruos. Sin embargo, Chris interrumpió el regaño que planeaba darle a uno de ellos cuando señaló el balcón en lo alto de la habitación principal.

Como si se tratase de la imagen de un cuento de hadas, donde un noble espera pacientemente ser rescatado en una torre alta y oscura, Rowan estaba apoyado del borde del balcón con una expresión vacía. No se inmutó al observar a los monstruos o a los demás campistas, él simplemente siguió observando la tierra a lo lejos.

—Silena dice que no se ha estado alimentando bien —les dijo Ethan—. Luke, ¿te has asegurado de que tome sus medicinas?

Maldición.

—Cierren la boca y sigan observando a los mocosos —espetó.

La situación lo enfurecía cada vez más.

Rowan, a pesar de lo que Chris dijera, no era uno de ellos. Ellos estaban allí porque deseaban obtener venganza de los dioses que los ignoraron y lastimaron en el pasado, a todos los movía el mismo motivo, a Rowan no. A ese chico no le podía interesar menos qué dios o diosa era responsable de su presencia en el mundo. Si Rowan decidió ser cómplice de esa rebelión fue para obtener un beneficio, no porque realmente quisiera acabar con el reinado de los dioses.

ANANKÉ, Luke Castellan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora