CAPÍTULO 21

203 45 49
                                    

ROWAN

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ROWAN

LO PRIMERO QUE ROWAN VIO AL DESPERTAR FUE UN ROSTRO NUEVO, uno pálido, amable y con una sonrisa amena. Ese rostro le pertenecía a un hombre enfundado en traje de enfermero que lo ayudó a enderezarse en la enorme cama. Rowan se movió con cautela, se supone que estaba secuestrado en el cuartel del bando enemigo, de los malos, pero ninguno de ellos —de los aliados de Luke— lo parecía realmente. Tenían rostros bellos, casi divinos, rostros que él podría ver al pasar por la calle sin pensar que se trataba de algún criminal.

—¿Rowan?

El doctor sacudió sus hombros delicadamente.

—¿Sí?

—¿Estás bien? —preguntó—. Te quedaste en blanco.

—Estoy bien —carraspeó.

La sonrisa del doctor regresó.

¿Todos los demás en el barco serían igual que él? Rowan lo dudó. Allí estaban los campistas sin reclamar del campamento, los traidores, personas como Josh y Michael, ninguno de ellos dudaría en traicionar a Luke para obtener un beneficio de todo eso. Tal vez Luke habría podido conseguir buenos aliados en el pasado, pero esos no lo eran. Esos campistas eran egoístas por naturaleza, rechazaron todas las oportunidades de hacerse un lugar en el campamento por las buenas, querían que todo se les entregase en bandeja de plata, como si lo merecieran por simplemente tener a una madre o un padre divino.

No había tenido ningún tipo de contacto con los demás campistas en el barco, tampoco lo necesitaba. Sin embargo, se preguntó cuál sería la opinión de Luke respecto a todo eso. Se veía muy tranquilo para alguien que casi sufre un intento de envenenamiento.

—Te ves preocupado —señaló el doctor.

Rowan negó.

—¿No lo estás?

—No.

—Si tu lo dices —murmuró—. Me llamo Edward, estoy a cargo de la enfermería.

—No tiene sentido presentarme, ¿no? —musitó—. Sabes quien soy.

—Rowan Ashford —asintió Edward—. Tu rostro se me hace conocido.

—Debe ser por mi madre.

—No, no es eso. —Una de las manos de Edward viajó hasta su mentón, lo elevó con cuidado y estudió cada una de sus facciones—. Posees un rostro clásico, ¿te lo habían dicho antes?

—No.

Rowan no apartó la mano de Edward, no se sentía mal. Solía tener miedo cuando Chris o Ethan se acercaban a él, había visto de lo que ambos eran capaces, temerles era algo incluso inteligente. Edward, por otra parte, tenía manos cuidadosas. Una de ellas se deslizó hasta lo alto de su mejilla y apartó los mechones cobrizos más largos, dejando su rostro completamente expuesto ante su mirada curiosa.

ANANKÉ, Luke Castellan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora