#1 Buscándome / Looking for me

Capítulo 2: Ella

Capítulo 2:

Ella

• Lily •

          La luz del sol se asoma en el horizonte. Los primeros rayos hacen su aparición, anunciando que un día nuevo ha comenzado.

         Miro el reloj, son las 7:00 a. m. Me recuesto de la pared para descansar y tomo un poco de agua. Me esfuerzo por salir a correr cada mañana, y así mantenerme activa. Sin embargo, el cansancio permanente me hace recordar que debo ser equilibrada.

         Camino de regreso a casa, la mañana es fresca y eso me agrada. Las personas empiezan a llenar las calles de la ciudad, iniciando una rutina nueva. Como cada día.

           Rutinas.

          Esa palabra tan desagradable, pero indispensable. No sé qué sería de mi vida sin las rutinas que he mantenido hasta hoy. Hacer ejercicio, trabajar, estudiar, escribir... Una tras una forman un bucle sin fin en mi vida.

          «Sin ellas no puedes vivir», me recuerdo.

         Al llegar a casa, me encuentro a Layne desayunando. Al verme, sonríe y toma un poco de jugo.

          —Buen día, Ly, ¿cómo estás?

         —Buen día —sonrío con cariño, amo mucho a mi hermana—, estoy bien. Sudada, cansada, pero bien.

           Layne termina el desayuno, se acerca al lavavajillas y coloca su plato allí. Mira a través de la ventana, hacia el horizonte y toma nuevamente del vaso con jugo que tiene en mano.

          —Me alegra que estés bien —dice, al cabo de unos segundos. La luz del sol que entra por la ventana logra que su cabello plateado brille, contrastando con el suéter negro que lleva puesto—. Voy a encontrarme con una cliente en el centro, y después visitaré a Andrea. No ha dejado de insistir para que pase por su departamento, quizá desea que le haga otro vestido.

          Después de decir eso, me mira y ambas comenzamos a reírnos. Andrea es una chica buena, por supuesto, pero demasiado quisquillosa. Siempre encuentra algún defecto para criticar lo que sea. Aun así, considera a Layne como una clase de amiga y por eso suele invitarla a su casa.

         Lo gracioso de todo esto es que, cada vez que invita a Layne, le pide un nuevo vestido. Uno que manda a ajustar un par de veces para, al final, no utilizarlo.

          Ella es bastante peculiar, diría yo.

          —¿Tú qué harás hoy? Escuché que no tienes que ir a clases —pregunta, guardando en su cartera algunas cosas.

        —Es cierto. Voy a escribirle a Diego, este chico del sitio web de plantas. Quiero saber si aún quiere crear su propia página o si prefiere seguir trabajando con las redes sociales como ha estado haciendo hasta ahora. Quedó en avisarme, pero no me ha contactado —Layne asiente, toma su cartera y se coloca sus gafas de sol—. Después de eso, revisaré mi correo para ver si tengo algún trabajo pendiente. También me gustaría escribir un poco.

          —Ni en tus días libres descansas —sonríe. Se acerca y me abraza con suavidad. Correspondo y me aferro a ella—. Recuérdalo, debes ser equilibrada con tus actividades diarias.

           —Lo sé, no te preocupes, estoy bien.

           Layne se despide y sale, dispuesta a conquistar el mundo con la moda. Así es. Siempre tan protectora, amable y cariñosa. Esa es mi hermana mayor.